José María Chomón

Bailando bajo el diluvio

José María Chomón


Cerdos urbanitas

18/11/2021

Resulta que nuestro Ayuntamiento se ha gastado 12.000 euros para retirar ocho toneladas de mierda de las riberas de los ríos Arlanzón, Vena, Pico, Ubierna y Cardeñadijo. Entre los desperdicios hay colchones, carros de la compra, plásticos de todas las formas y colores, latas y latillas, sillas y sillones… y bolsitas con heces de perros, perritos y perrazos.

Hemos asistido atónitos a la cumbre del bla, bla, bla climático que tanto nos preocupa a los ciudadanos, y a una tal Greta Thunberg que exige, y exigimos, medidas que reviertan el calentamiento global.

Dicen los expertos que como sociedad estamos muy concienciados por el deterioro que sufre el planeta, aunque no sé si en este apartado se incluye a los adictos a los botellones. Vivimos acomodados en la sociedad de la inmediatez y el hiperconsumo. Una sociedad que adora a los animales y que decidió legislar para que fueran considerados como seres vivos dotados de sensibilidad, en lugar de simples cosas.

Por las calles abundan las mascotas caninas, esos seres vivos dotados de sensibilidad que tienen a bien aliviarse en la vía pública. Sus dueños, seres racionales dotados de sensibilidad, ejercen de ciudadanos ejemplares limpiando los orines y recogiendo en pequeñas bolsas los residuos fecales. Pero hete aquí que en esta limpieza de las riberas fluviales ha llamado la atención la abundancia de bolsitas con cacas caninas depositadas, con mucha intención, debajo de puentes, entre hierbajos o en el propio discurrir de las aguas. Es decir, sus dueños recogen con esmero las caquitas de sus mascotas para, a renglón seguido, tirarlas a escondidas. ¿ ?

Así que… tenemos seres racionales, supuestamente dotados de sensibilidad, capaces de generar vertederos con escombros u objetos de todo tipo en las riberas de los ríos o en parajes naturales; y tenemos también seres racionales, supuestamente dotados de sensibilidad, que se afanan en recoger las caquitas para luego tirarlas en plena naturaleza, eso sí, envueltas en una bolsita de plástico. Jesús de la Gándara, ¡por favor!, una explicación.