Las cuentas del desvío desbordan lo calculado hace 25 años

H. JIMÉNEZ
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En mayo de 1997 el Ayuntamiento de Burgos presentó las primeras estimaciones de la operación para eliminar la barrera ferroviaria. Se calculaban 114 millones de coste para las obras y 50 de ingresos por el suelo, cifras ya totalmente obsoletas

Panorámica del entorno de la estación, con la antigua Cellophane en primer plano y el bulevar que sustituye a las vías cruzando la ciudad. - Foto: VALDIVIELSO

Mayo de 1997. El ferrocarril parte por medio una ciudad que pese a ello no para de crecer urbanísticamente, hay accidentes con fallecidos cada pocos meses y la opinión pública es un clamor por la salida de las vías del tren. En medio de ese contexto histórico las administraciones anuncian por fin el plan financiero que hará desaparecer el trazado. Será mediante un soterramiento o un desvío, porque entonces la decisión aún estaba en el aire. Pero será.

Hace ahora 25 años que el entonces alcalde de Burgos, Valentín Niño, presentaba públicamente un avance de las cuentas que permitirían conseguir un anhelo de toda la ciudad. Se hablaba de cifras, negro sobre blanco, y se iba a Madrid a presentárselas al Ministerio de Fomento. En los meses siguientes el desvío ganaría la partida al soterramiento y ya en enero de 1998 se firmaba el convenio entre Consistorio, Junta y Ministerio para comenzar las obras tres años después. Las cuentas hicieron efecto, aunque dos décadas y media más tarde han sido totalmente superadas.

En aquella primavera del 97 los cálculos afirmaban que la supresión de las barreras ferroviarias costaría 17.000 millones de pesetas (bien fuera desvío o bien fuera soterramiento), a los que habría que sumar otros 2.000 por la estación de mercancías de Villafría. En total, el equivalente a 114 millones de euros. Además, se estimaba que la ciudad podría obtener 8.000 millones con la venta del suelo liberado. Es decir, 50 millones.

La realidad ha sido muy distinta. Según los últimos cálculos, que no pueden tomarse como exactos puesto que nunca se ha llegado a conocer la cifra final, la construcción de la variante ferroviaria supuso una inversión de unos 250 millones de euros. Este evidente sobrecoste pesó sobre la economía de la ciudad como una espada de Damocles durante unos cuantos años, porque en el convenio del 98 el Ayuntamiento de Burgos se comprometió a asumir todo lo que superase los 114 millones inicialmente calculados.

El miedo a esa cláusula "leonina", según la definieron los responsables municipales, generó ríos de tinta sobre la necesidad de declarar aquel convenio como lesivo para los intereses de la ciudad, pero el paso del tiempo acabó diluyendo la polémica, las obras finalizaron en diciembre de 2008, el Ministerio de Fomento perdió varias veces en los tribunales las demandas presentadas por las constructoras del desvío que pedían más dinero y aquel ruido político y mediático desapareció… o se fue a dormir el sueño de los justos.

Los ingresos, por suerte para las arcas municipales, también quedaron obsoletos aunque su cálculo ha sido sometido a múltiples fluctuaciones a lo largo de los años. En el año 2008 el Ministerio de Fomento calculaba que los terrenos ya valían nada menos que 135 millones de euros, mientras que la empresa de tasación Tinsa lo reducía a 76 millones.

La realidad es que hasta el día de hoy los ingresos obtenidos por la venta de los suelos liberados por las vías del tren han ascendido a algo más de 121 millones de euros, 20.000 millones de pesetas, y aún queda mucho por vender. Son datos facilitados esta misma semana por el concejal de Hacienda, David Jurado, al tiempo que advierte: "Las cifras del 97 no pueden ser comparables a la actualidad".

"No nos hemos hecho ricos". "Hemos ingresado más, pero que nadie piense que nos hemos hecho ricos, porque la obra también ha costado mucho más de lo previsto y además Burgos, a diferencia de otras ciudades, asumió el pago de un 60% de la obra de integración del ferrocarril si sumamos el valor del suelo y lo que se comprometió a poner directamente", subraya.

Con la renegociación de la deuda lograda en 2016, que separó la llamada "sostenible" de la "no sostenible" para poder pagar el bulevar resultante, se dijo que las parcelas valían 115 millones de euros. Actualmente, y según el último balance, quedarían por vender terrenos valorados en más de 103 mientras que la deuda directamente asumible por las arcas municipales sería de 29.

La desahogada situación económica del Consistorio, que han reducido prácticamente a cero sus préstamos propios, hace pensar en la posibilidad de que asumiera todas las cantidades pendientes de abonar sin necesidad de esperar a vender terrenos. Ese será un capítulo por escribir en el futuro.