La masa muscular entra en acción

MÓNICA PURAS (SPC)
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El 'efecto Lydia Valentín' ha calado en la Escuela de Halterofilia de Burgos, que cuenta con 10 niños y niñas de entre siete y 16 años que trabajan y se divierten a las órdenes del exlevantador internacional Júnior Santana

Una de las alumnas con menor edad realiza un ejercicio de técnica con la barra y dos pesas. - Foto: Luis López Araico

Belleza, fuerza, salud, felicidad son algunos de los calificativos que lucen a la entrada de la sala de El Plantío en un folleto explicativo. Esto es la halterofilia. Un deporte básico y muy racional, puesto que cada individuo trabaja con la carga adecuada a su preparación.

Una buena definición que dar a Julia Ruiz, Rebeca Ortega, Alexis Sánchez, Sara Martínez, Júnior Ureña, Carlos Ruiz, Leyre Santana, David Santana y Mario García Bello. Desde que Júnior Santana, exlevantador internacional y doble campeón de Europa sub'17, cogiera el testigo de Manuel García Quintana, fundador del club hace 33 años, como presidente del club Sol y Luz parece que la lista de promesas se ha incrementado. «Yo llevo desde 2005 aquí y es la temporada que más niños ha habido inscritos. La gente está muy contenta después de haber realizado una competición oficial de técnica. Muchos ya me han dicho que tienen ganas de más y esperamos volver a repetir», argumenta mientras calma los nervios a los pequeños que preparan su exhibición detrás de la tarima «Intento que vengan con ganas de entrenar y se queden con más ganas de seguir. La halterofilia no consiste en levantar pesas, sí es eso, pero es mucho más», matiza.

Los pequeños halteras tienen desde siete a 16 años y entrenan una hora y media todos los martes. La metodología de enseñanza está basada en juegos y hay un pequeño margen de tiempo, unos 20 minutos, que se dedican al estudio del deporte olímpico. «Hay que motivarlos. Juegos, preparación, ejercicio  y mucha diversión mientras desarrollan sus músculos. No solo hacemos arrancada y dos tiempos, porque si no se aburrirían. Al final el levantamiento de peso es lo de menos», argumenta Santana, él es testigo porque su formación en esta disciplina también la comenzó con ocho años.  

Mario García levanta unas pesas de más de 40 kilos.Mario García levanta unas pesas de más de 40 kilos. - Foto: Luis López Araico

La imagen de Santana es un reclamo también para los más pequeños: «Un chico joven de presidente hace que los niños sientan más curiosidad. Intentas ser un poco más enrollado, charlar más como ellos y eso también les engancha». 

Los levantadores empiezan de cero y algunos gozan de flexibilidad, pero hay otros que no se han movido. Después de unos meses de entrenamiento la evolución es evidente y los niños adquieren una mayor agilidad y coordinación de los músculos. Luego, con la experiencia y la participación en los campeonatos y torneos es la forma de progresar. La jornada técnica celebrada el pasado mes de octubre en Burgos sirvió para clasificarse para el campeonato de España.

«Anteriormente contábamos con uno o con dos, pero este año queremos ir con aproximadamente ocho. Que se lo pasen bien y tengan ganas de aprender más», recalca. 

Este curso es en el que más promesas hay inscritas. Este curso es en el que más promesas hay inscritas. - Foto: Luis López Araico

Santana quiere acabar con esos prejuicios de los padres: «Dicen que la halterofilia te deja pequeño o que a las niñas se les pone cuerpo de hombre. Eso es mentira. Siempre hay un entrenador que te planifica y te vigila para que no haya cargas. Es un bulo, si tu padre y tu madre miden 1,50, tu hijo es muy raro que mida 1,70 u 80. Por suerte, lo del cuerpo se ha normalizado bastante. Yo invito a todo el mundo a que venga con sus padres, prueben y vean si les gusta o no». 
igualdad. En esta sala de entrenamiento se viene a aprender, a disfrutar y a jugar. Hay niños y niñas por igual. La olímpica de Camponaraya, Lydia Valentín, ha sido el espejo donde se han mirado muchas niñas. «Hay una alumna que siempre me pide más horas de entrenamiento. Vienen con tanta energía, que me dejan impresionado. Son unos terremotos».  

El culto al cuerpo también está de moda entre los jóvenes y la halterofilia permite mejorar el físico. «Sí que es verdad que a la gente joven cada vez le gusta cuidar su aspecto físico, sea hombre o mujer. Este es un deporte muy completo que trabaja todas las partes del cuerpo. Cada día es una meta o un reto donde se trabaja una zona de tu cuerpo. Superarse. Eso es lo que engancha. Aquí somos una piña y cada día intentamos que sea más y mejor», explica.

La halterofilia es muy técnica y cada movimiento implica subir un peldaño más. «Me han sorprendido para bien los niños, porque en su primera participación en una competición oficial lo han hecho muchísimo mejor que en los entrenamientos y es porque han centrado toda su atención en un movimiento, mientras que en un entrenamiento te despistas, hablas con el de al lado, estás a jugar y se lo han tomado más en serio. Les he dicho que se fijen un punto de apoyo y han obedecido», subrayó.

El apoyo del público también ayuda y tranquiliza, más si compites en casa. «Si escuchan un vacío lo único que oyes son los latidos de tu corazón y aquí los aplausos y los ánimos te relajan», sentencia. 
Las buenas relaciones con otros clubes permiten que todos remen a una. «Nos llamamos habitualmente con el club leonés de Camponaraya, buscamos y tenemos que arrimar el hombro no solo a nivel de Burgos, sino también a nivel Regional, si queremos que la Federación funcione, tenemos que trabajar por unos objetivos comunes. En eso estamos», manifiesta.

Los niños tienen la inscripción abierta durante todo el curso. Simplemente que con la Covid tienen que pagar la cuota de la Federación por tema de seguros sanitarios. 

En la parte trasera del tríptico explicativo mencionado también hay otras palabras en grande: Amistad, competición, superación, esfuerzo, concentración. «Pueden venir y probar». Ver si es su gran sueño  y poder vivirlo. Palabra de campeón.