Se desbloquea el geriátrico de la Cofradía de la Concepción

ANGÉLICA GONZÁLEZ
-

El Ayuntamiento de Burgos acaba de remitir a la entidad religiosa el permiso para derribar el viejo edificio del Paseo del Empecinado que compró a las religiosas Adoratrices hace ahora diez años

Proyecto del edificio dedicado a la investigación que ha sido diseñado por el estudio AJO.

No podría decirse, en puridad, que el proyecto de la Cofradía de la Concepción para invertir un buen dinero en un recurso sociosanitario para la ciudad esté siendo el más rápido. Ahora se cumplen diez años desde que esta entidad católica, cuyos orígenes se remontan al siglo XVI, le compró a la orden de las Adoratrices el edificio en el que  las religiosas vivían y que en su día albergó su colegio Santa María Micaela, ubicado en el Paseo del Empecinado. La intención que siempre se ha tenido y para la que hay, no solo proyecto, sino compromiso firme con una empresa gestora, es levantar allí un hospital de larga estancia para personas mayores y un centro de investigación contra el cáncer.  Las obras se iban a iniciar en diciembre de 2019 pero en aquel punto se retrasaron, primero por la exigencia del Ayuntamiento de un nuevo estudio de detalle al cambiar el proyecto de una residencia a un hospital y más tarde, por la pandemia.  Ha sido ahora, en este mes de agosto, cuando la construcción acaba de desbloquearse ya que el Consistorio le ha enviado a la Cofradía la autorización para derribar el viejo edificio.

El presidente de la entidad, Vicente Rebollo, próximo obispo de Tarazona, explicó que el siguiente paso es la búsqueda de una empresa que tire el antiguo edificio, que lleva años vacío, pero que dadas sus actuales circunstancias no podría aún comprometer una fecha de inicio de las obras para un centro que lleva ya mucho tiempo bautizado - se llamará Hospital Geriátrico Nuestra Señora de la Concepción-, en el que se invertirán 9 millones de euros, que será gestionado por la empresa Ballesol y en cuyo diseño ha participado el estudio burgalés de arquitectura AJO, además de otra firma ubicada en Madrid.

Los jóvenes arquitectos de AJO han diseñado el edificio que albergará la investigación y las consultas, que será ubicado en un espacio de planta baja más tres pisos y un ático. La zona de las consultas externas (que se alquilarán a profesionales sanitarios, de la misma manera que se hace en San Juan de Dios y en Recoletas) tiene una extensión de unos 500 metros cuadrados aproximadamente. El espacio para la investigación estará en la tercer planta y el ático y contará con una zona administrativa y otras en las que se realizarán las diferentes fases de los procesos que allí se llevarán a cabo. Todo ello irá en un bloque acristalado que tendrá acceso por la calle José Luis Santamaría y que, curiosamente, no tendrá acceso visual desde fuera porque la construcción se prevé en el interior de la parcela.

El edificio que será derribado aún lleva el nombre de las religiosas Adoratrices a pesar de que hace ya una década que la Cofradía de la Concepción se lo compró. El edificio que será derribado aún lleva el nombre de las religiosas Adoratrices a pesar de que hace ya una década que la Cofradía de la Concepción se lo compró. - Foto: Alberto Rodrigo

«Nos pidieron que el edificio reflejara la filosofía de servicio y de labor social que siempre ha tenido la Cofradía y que fuera de vanguardia como lo fue el de Bernuy en el siglo XVI, dentro de un espacio de la ciudad con condicionantes conservacionistas», explicó en su día a DB el arquitecto Tomás Francés.

Como se recordará, este proyecto echa a andar allá por el año 2001. En aquel momento se produjo en el Ayuntamiento -cuyo equipo de Gobierno presidía Ángel Olivares y en el que la concejala de Urbanismo era María José Pereda- la firma de la permuta del Hospital de la Concepción, en la calle Madrid, a cambio de unas parcelas en Bakimet, que acordaron el Consistorio y la Cofradía. La venta de esos terrenos reportó algo más de 11 millones de euros a la entidad,  cantidad cuyo destino siempre fue un proyecto sociosanitario para Burgos (se barajaron varias posibilidades, entre ellas un centro para la mujer y otro para lesionados medulares) y que ahora, que ya tiene nombre y cuerpo, acaba de derribar uno de sus últimos obstáculos.