Máxima alerta entre las empresas ante el caos energético

G. ARCE
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Con el precio del gas multiplicado por 10 y el de la luz por 8, ya se barajan ceses de actividad, aplicación de ERTE, cambio de turnos y se exploran alternativas para reducir las facturas

El sector del transporte está en situación de «ruina catastrófica» por la escalada de precios en los combustibles. - Foto: Luis López Araico

Máxima tensión y preocupación entre las empresas burgalesas ante el panorama de caos energético al que se están enfrentando, cuya gravedad y duración dependerá de la gravedad y duración de una guerra en Ucrania -en plena Europa- que cada día que pasa cobra mayor dimensión global, bélica, económica y humanitaria. En doce meses, el megavatio hora (MWh) de gas ha pasado de pagarse de 20 euros a 200, diez veces más, mientras que  la electricidad has pasado de 40-45 euros el MWh a entre los 400 y 500 euros que se alcanzaron esta semana, hasta 8 veces más. La factura energética global de las empresas se ha multiplicado hasta por 4 y, ante la incertidumbre de que siga la escalada y la imposibilidad de repercutirla en los clientes, ya se están barajando ceses temporales de actividad por causas productivas, ERTE entre el personal, modificación de turnos de trabajo y, las que puedan, alternativas energéticas renovables que contribuyan a aligerar los gastos.

Todos los sectores productivos en Burgos, sea cual sea su actividad y tamaño, están muy afectados, aunque están optando por la discreción: aún no tienen una visión clara y global de lo que está ocurriendo (sobre todo con una guerra de por medio) y no quieren perder esos clientes a los que finalmente les tendrán que repercutir los costes extraordinarios a los que hoy se enfrentan.

En el ámbito la industria manufacturera, en Burgos se fabrican numerosos productos en los que la energía consumida puede suponer hasta el 70% de su precio final, por lo que estas cadenas de producción pueden tornarse temporalmente inviables en el corto o medio plazo ante la alta volatilidad de los precios de la energía.

En Burgos no abundan las empresas electrointensivas como tal, aunque todas las actividades vinculadas a la fabricación cerámica, la química, la siderúrgica y la industria del plástico se están viendo muy afectadas por la subida de costes energéticos. Hay hornos y sistemas de inyección con altas exigencias de temperaturas que funcionan las 24 horas del día, cuya actividad no se puede detener, y que hoy solo aportan 'números rojos'.

La electricidad, por ejemplo, es vital para el mantenimiento de la cadena de conservación de los alimentos y, más en concreto, para someterlos a temperaturas de congelación. Sostener a 20 grados bajo cero una gigantesca nave con 16.000 palets cargados de productos alimentarios de la industria local requiere de muchos vaporizadores activados las 24 horas del día los 365 días del año. Esto es lo que ocurre en los congeladores industriales de Frioes, ubicados en la Aduana de Villafría, una empresa donde la factura de la electricidad es el principal gasto, por encima del personal (11 trabajadores).

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