«Es normal estar triste el primer día de trabajo o colegio»

R.E.M.
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El psicólogo clínico Ignacio Jiménez cuenta que este mes y los próximos aumentan las consultas por trastornos ansioso depresivos

El psicólogo Ignacio Jiménez explica cómo se afronta este momento. - Foto: Valdivielso

Septiembre es como el lunes de la semana, cuando acaba el periodo estival y se deja de lado el descanso para volver a la actividad habitual. Empezar cuesta todos los años, pero desde el punto de vista de Ignacio Jiménez, psicólogo clínico y vocal presidente en Burgos del Colegio Oficial de Psicología de Castilla y León, hace un tiempo la gente regresaba contenta de haber disfrutado de sus vacaciones y feliz por regresar a su trabajo mientras que ahora cuesta más afrontar ese completo cambio del día a día. La primera jornada, ya sea en el trabajo o en el colegio, suele ser el más difícil y por ello resulta normal sentirse «triste, abatido y deprimido, ya que te han quitado ese momento de felicidad que tenías», explica, aunque no suele durar mucho el periodo de adaptación, «por suerte es muy cortito», y en un par de días ya se produce el cambio de actitud.

Cuando arranca junio los días son muy largos y eso favorece que en los meses de verano aumente la felicidad mientras que «en septiembre empieza todo a caer». La luz es mas escasa y la temperatura inferior, lo que genera una cierta tristeza que se prolonga en los siguientes meses como octubre o noviembre... Debido a este fenómeno se incrementan las consultas en esta época por trastornos ansioso depresivos. «Ya vamos en declive, no como por ejemplo en mayo que ya se ve cercano el verano», manifiesta Jiménez.

La pandemia aún condiciona la vida de las personas. «Hemos empezado a normalizar lo que no es normal», menciona. Cuando la pandemia finalice, los efectos psicológicos están por ver e insiste en la idea de que los expertos vaticinan un «una avalancha de trastornos psicólogicos y mentales». El sector sanitario está saturado y la población en general está agotada, por ello no cree que nadie salga favorecido cuando todo acabe. Ya se están notando alteraciones en las conductas de los jóvenes, problemas de ansiedad y depresión e incluso aumento de sustancias adictivas. En este sentido destaca que la incertidumbre de cuándo y cómo acabará supone el principal problema, y recomienda que cuando alguien no se encuentre bien se ponga de inmediato con  profesionales de salud mental para que le ayude a encontrar la solución.