La Biblioteca es para el otoño

ALMUDENA SANZ
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La Pública habilita nuevos puestos de lectura y de ordenadores y deja coger libros de los estantes de la primera planta y usar el autopréstamo

La Biblioteca es para el otoño - Foto: Miguel Ángel Valdivielso

Con tiento, sin atrevimientos, con seguridad y midiendo mucho sus pasos, la Biblioteca Pública se va quitando el corsé que el coronavirus ha puesto a toda la sociedad y con la entrada del otoño ha ampliado los servicios que venía prestando en verano en las instalaciones de la plaza de San Juan. 

Se permite coger libros directamente de las estanterías y el autopréstamo en la primera planta, además de consultar el catálogo en un ordenador, y se han habilitado nuevos puestos de lectura y de ordenadores tanto en la primera como en la segunda planta previa reserva. Otros servicios continúan sin cambios como la devolución del material prestado exclusivamente en el buzón de la calle San Lesmes (con cuarentena obligada de 72 horas); la solicitud y préstamo de los fondos de la segunda planta en los mostradores de la entrada; la apertura de la sala de estudio; el acceso a la prensa a través de los dispositivos digitales; y el préstamo interbibliotecario. 

«La idea es empezar a funcionar poco a poco para ver la capacidad que tiene el centro de cara a una rutina más normal. Queríamos probar porque si no lo intentamos no sabemos cómo nos va a ir. Ahora puede ser que avancemos o retrocedamos», arguye la directora, Carmen Monje, quien hace hincapié en la importancia de tener un control de quienes entran y salen por si surge algún problema sanitario. A la responsable tampoco la duelen prendas a la hora de advertir que se suprimirá esta oferta si esta prueba piloto, puesta en marcha la pasada semana, es fallida. Hasta ahora, todo ha ido bien. 

Ahora mismo, cualquier usuario que cruce las puertas de la Biblioteca Pública para coger un libro y llevárselo a casa debe lavarse con el gel (por supuesto, llevar mascarilla), presentar su carné bibliotecario para la toma de sus datos y tenerlo localizado. Ahí recibe un número para controlar el aforo de cada espacio (máximo de 30). Cumplidos estos pasos, se puede dirigir a la planta primera y recorrer las estanterías con libros o buscar el deseado en el catálogo en el ordenador, coger el volumen y utilizar la máquina de autopréstamo. El gel saluda aquí y allá. 

Por contra, los estantes de la segunda planta siguen precintados y el préstamo de sus fondos se sigue realizando en los mostradores del piso bajo. «Nos instaron a no mezclar a la gente, así los que van a por libros no se cruzan con quienes van a las mesas», observa Monje. 

Si el usuario lo que desea es ocupar un puesto de lectura en la planta segunda o en la sala de estudio, debe reservarlo presencialmente o a través de la aplicación en el portal de Bibliotecas de Castilla y León. Se establecen dos turnos, de 9 a 14 horas y de 15.30 a 21 horas, y cada uno ya llega con el número del lugar asignado (hay mapas y croquis en la web y en los tablones). 

Y si el fin es utilizar los ordenadores (tanto en la primera como en la segunda planta), debe formular la reserva previa en uno de los dos turnos de la mañana y en uno de los dos de la tarde (de primera hora a media mañana se usan unas sillas y de ahí a mediodía, las otras, e igual por la tarde).

De 14 a 15.30 horas, todos estos espacios y los baños se cierran para su desinfección, aunque el centro sí sigue abierto. 
las municipales, en breve. La red de bibliotecas municipales también se prepara para dar un paso adelante. Su nuevo director, Rafael Ibáñez, avanza que están planificando el acceso de los lectores a las estanterías. «Tenemos cuatro edificios (María Teresa León, Berceo, Cervantes y Teatro Principal) más las ubicadas en los centros cívicos y cada una con unas características distintas que lo complican», anota e indica que se mantienen los servicios que se dan desde verano (acceso a sala de consulta con aforo reducido y préstamo de material).