Paseos de otoño con mirada violeta

ALMUDENA SANZ
-

La ruta 'Burgos en femenino' enciende los focos sobre mujeres olvidadas en el relato del devenir burgalés, desde Margarita de Austria a Isabel de Basilea, Petronila Casado, Mencía de Mendoza o Teresa de Cartagena. Plazas agotadas

Margarita de Austria, por su boda en la Seo, e Isabel de Basilea, hija del impresor Fadrique, protagonizan la parada en la plaza de Santa María. - Foto: Valdivielso

¿Qué reina fue una gran influencer en el siglo XVI? ¿Qué mujer recibió las denuncias de sus vecinos por el celo que ponía en su trabajo, heredado de su padre? ¿Quién era el famoso progenitor de Mencía de Mendoza y Figueroa? ¿A qué religiosa dio cobijo Catalina de Tolosa cuando vino a Burgos a fundar un convento? ¿A quién se debe que la Divina Pastora sea la patrona del comercio burgalés? ¿A qué poeta se dice que arreó un buen derechazo María Teresa León? ¿A qué monarca hay que agradecer que la Cartuja de Miraflores permita la entrada a las mujeres? Todas estas preguntas y muchas más hallan respuesta en la ruta Burgos en femenino, puesta en marcha por la Asociación de Guías Oficiales de Burgos y el Ayuntamiento, que saldrá de lunes a viernes hasta el 10 de noviembre y tiene ya todas las plazas agotadas. 

El paseo arranca regio frente al Arco de Santa María, pero en esta ocasión el protagonista no es Carlos I. La guía de este periplo por la Historia, Belinda Peña, insta a mirar las pinturas del intradós realizadas para mayor gloria de la visita a la ciudad de Margarita de Austria y Felipe III. He ahí una de las primeras reinas en aparecer. No será la última. De camino a la Catedral, tendrán su papel Ana Mauricia, la primogénita de Margarita; Beatriz de Suabia, esposa de Fernando III, que murió joven y de cuya biografía poco se sabe; doña Berenguela, la madre del apodado El Santo, siempre vigilante de los pasos de su hijo; o Margarita de Austria, que se casó en la capilla de Santa Ana con el príncipe Juan y a la que apenas le duró el matrimonio seis meses. 

En esa plaza de Santa María en la que aparecieron radiantes los novios, hubo un tiempo que olía a tinta. Procedía de la imprenta de Fadrique de Basilea, un oficio que siguió su hija Isabel, que, dicen, tuvo algún que otro encontronazo con los vecinos. 

Avanzan los pasos hacia la Llana. El ruido de pico y pala obliga a buscar un atajo, pero no en la Historia. En el exterior de la capilla de los Condestables, se merece un primer plano Mencía de Mendoza y Figueroa, gran mecenas, y también su hermana Leonor, que llegaría a ser abadesa de Las Huelgas, con todo lo que implica. Poderío filial. 

Se descubren en el camino personajes más desconocidos como la primera escritora en lengua castellana, Teresa de Cartagena; Catalina de Tolosa, burgalesa que acogió en su casa a Santa Teresa de Jesús cuando llegó a fundar su convento; o Marcelina Santamaría, a quien el comercio burgalés debe que la Divina Pastora sea su patrona. 

Sin nombre propio, pero sí de relevancia, pasan, entre otras, las emparedadas de San Gil o las amas de cría, que entre los siglos XVI y XVIII llevan su ‘buena leche’ a la Corte. 

La llegada al Espolón da pie a hablar de mujeres de la cultura como Maricruz Ebro, fija en la tertulia El Ciprés, que se reunía en el Café Candelas, o María Teresa León, que pisó poco por la ciudad. También de una gran influencer: Ana de Austria. Marcó la moda del momento en Europa. Doña Jimena y sus hijas, las del Cantar y las de la historia, afloran frente a la estatua del Cid y la vida bondadosa de Petronila Casado, impulsora del Círculo Católico de Obreros, en Santo Domingo. 

Burgos en femenino se inicia con paso regio y con él termina, con Isabel la Católica y su hija Juana I de Castilla frente a la Casa del Cordón. 

Durante hora y media, la biografía de estas mujeres (podían ser muchas más) deja asombradas a las asistentes (todas féminas). ¡Dónde estarían si la Historia hubiera encendido antes sus luces sobre ellas!