Salvador de Foronda

Diez Mil Preguntas

Salvador de Foronda


Jóvenes

27/10/2022

No tengo dudas de que la gente se merece una pensión por su trabajo a lo largo de toda una vida y que con ello busquen una vejez lo más placentera posible. El problema que me surge en esta reflexión, que todos lo piensan y que nadie lo plantea, es que alguien tiene que pagar esta factura. Nadie lo quiere decir, pero es necesario hablar en alto para que se escuche a otras generaciones. Ese alguien está definido, no es ni más ni menos que las generaciones futuras de jóvenes, a las que se viene perjudicando desde hace tiempo con diversas políticas económicas. A estos jóvenes, menores de 25 años y que se mantienen en un índice de paro del 34%, les quedan dos problemas que resolver: por un lado, la deuda pública que actualmente tenemos, de 1,5 billones de euros, y por otro el financiar, vía impuestos, el déficit del sistema de pensiones. 

A esto hay que añadir un envejecimiento de la población y la reducción de la tasa de natalidad, que genera cada vez un número menor de cotizantes por pensionistas. Resulta evidente que si no se toman medidas valientes y con visión a largo plazo, esa cuantía será cada vez menor.

Es difícil convencer con todo esto a los jóvenes de que deben de acometer una vida laboral destinada a reducir la deuda de este país y pagar las pensiones de nueve millones y no las suyas. ¿Qué creen ustedes que pensarán los jóvenes? ¿Alguien les ha preguntado cómo ven su futuro? Seguramente estarán pensando en hacer las maletas y huir de esta España hacia un país que les garantice un trabajo justo y rentable para obtener una pensión futura, sin tener que hacerse cargo de herencias políticas ingratas. La vida política española no puede obviar soluciones y trasladar estos problemas a esas generaciones futuras cuando carecen de trabajo y expectativas.

En consecuencia, debemos de expresar nuestro firme compromiso para que nuestros jóvenes puedan disfrutar en el futuro de unas pensiones dignas y para ello no nos queda más remedio que trabajar unos años más. Esto, en los tiempos actuales, no debería escandalizar a nadie.

Es por lo que hay que volver a retomar los principios inspiradores y el espíritu reformista de un gran pacto como el de Toledo, puesto que ni la juventud sabe lo que puede hacer en el futuro, ni la sociedad puede resolver lo que ha dejado de hacer en el pasado.