Los dos hermanos de San Juan de Dios que quedaban en Burgos partirán en unas semanas hacia Santander, que es el destino elegido por la Orden para reagrupar a los representantes de comunidades que, como la burgalesa, han ido progresivamente a menos por falta de vocaciones. Este problema es generalizado y, de hecho, la congregación hospitalaria es la tercera que abandona Burgos en lo que va de año, tras la marcha en abril de las religiosas de María Inmaculada y, en junio, de las Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús.

Ahora bien, la desaparición de la Orden en la provincia no incumbe a la actividad del hospital de la Isla que, al menos hasta final de año, se mantiene tal cual. A partir de ahí, todo dependerá del acuerdo al que se llegue con la Consejería de Sanidad -cuyos dirigentes no han ocultado, ni en público ni en privado, su voluntad para que se pueda alcanzar un consenso- pero también del proyecto de futuro que la gerencia del centro sanitario de Burgos ha diseñado y sobre el que la dirección estatal de la congregación tiene que tomar una decisión en el último trimestre del 2022.
Hasta entonces, el centro sanitario seguirá funcionando con normalidad, aunque el traslado inminente del hermano Florentino Martínez, que seguía ejerciendo como subdirector del hospital, obliga a introducir algún cambio en el organigrama.

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