El albergue mirandés se internacionaliza

ARSENIO VESGA
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Los peregrinos extranjeros ya superan a los nacionales en la ciudad durante 2022. Según la asociación que gestiona el servicio, este dato «es bueno» para las instalaciones e «importante para el Camino»

El albergue de peregrinos situado en Miranda recibe ya a más senderistas extranjeros que nacionales. Así lo demuestran los datos recabados por la Asociación de Amigos del Camino de Santiago. Durante el actual ejercicio, entre los meses de enero y julio, más de 80 personas se hospedaron en las instalaciones de la ciudad y casi un 57% provenían de fuera de las fronteras españolas. Entre los visitantes internacionales, según comenta el presidente del colectivo que gestiona el servicio, José Ignacio Gutiérrez, «priman los franceses».

Desde la asociación opinan que este dato «es bueno» para el albergue de la ciudad y, sobre todo, «en general para el Camino es importante». Asimismo, el presidente reconoce que se trata de una tendencia que ya anticipaban antes de la pandemia, sin embargo, aún debían comprobar si se mantenían los registros. «Podía ser algo transitorio, pero parece que no», afirma Gutiérrez.

La inmensa mayoría de los extranjeros llegan desde Europa, aunque en 2022 también ha habido canadienses y un estadounidense. Conforme a la descripción del presidente de la asociación, en términos generales «todos hablan inglés». Sin embargo, en el albergue no siempre se encuentran responsables que manejen el idioma y les gustaría mejorar ese aspecto. Ahora bien, Gutiérrez mira al futuro con optimismo y dice que «poco a poco se solventará porque los jóvenes lo están aprendiendo».

Isabel (62 años) / Mallorca: «Vale la pena hacerlo; además, encuentras gente maravillosa».Isabel (62 años) / Mallorca: «Vale la pena hacerlo; además, encuentras gente maravillosa».

Isabel (62 años) / Mallorca

«Vale la pena hacerlo; además, encuentras gente maravillosa»

El albergue de Miranda está abierto a cualquier peregrino. Adolescente o anciano, nacional o extranjero, y, también, a aquellos que no tienen demasiada experiencia en el Camino de Santiago. Entre estos, se encuentra Isabel, una ciudadana de Mallorca que realiza este verano por primera vez una ruta y asegura que «vale la pena hacerlo». Según dice, «todo el mundo, también los más jóvenes, deberían hacerlo». «Además, encuentras gente maravillosa», opina.

Vincenzo (61 años) / Italia: «Cada año hago un tramo, es mi primera vez en esta ciudad».Vincenzo (61 años) / Italia: «Cada año hago un tramo, es mi primera vez en esta ciudad».

Aunque su primera aventura por las rutas del norte de España le está gustando mucho, Isabel reconoce a su paso por Miranda que está «reventada». «Los otros días han sido fáciles», rememora. Según recuerda, comenzaron su travesía en la localidad vasca de Irún y «el primer día fue durillo porque no estábamos entrenados». Sin embargo, cuando ya creía haber cogido el bagaje suficiente como para aguantar sin problemas el esfuerzo, emprendieron un trayecto hasta la ciudad del Ebro de «casi 40 kilómetros». Tal vez por ese motivo muestra semejante agotamiento. A fin de cuentas, es difícil prepararse para eso.

No obstante, al poner sus pies sobre el suelo del albergue mirandés se ha llevado una grata sorpresa. «Me parece que está muy bien, está nuevo», comenta. Cuando se le pregunta si la falta de espacio supone algún problema, Isabel no duda en negar con insistencia y explica que «no se necesita nada más» que lo que ofrecen estas instalaciones.

Vincenzo (61 años) / Italia

Paco (72 años) / Mallorca: «Empecé hace 20 años y estaré cerca de los 6.000 kilómetros».Paco (72 años) / Mallorca: «Empecé hace 20 años y estaré cerca de los 6.000 kilómetros».

«Cada año hago un tramo, es mi primera vez en esta ciudad»

En todos los oficios, tradiciones y aficiones existen expertos. En recorrer el Camino de Santiago hay muchos y, dentro de este grupo, está Vincenzo. Este peregrino nacido, criado y residente en Italia viene a España todos los veranos para recorrer alguna parte de los diferentes trayectos disponibles. «Cada año hago un tramo de 15 días», reconoce en un impecable castellano. Eso sí, aunque conoce infinidad de rincones relacionados con las distintas rutas, jamás había visto Miranda. Según dice, «es mi primera vez en esta ciudad». Sobre ella, aún no puede decir si le llama la atención o no, porque lleva apenas unas horas aquí y «no he podido ver mucho».

En cualquier caso, más de una década andando le ha permitido recopilar gran cantidad de vivencias. «Ya había hecho, por ejemplo, el camino del norte y el primitivo», recuerda Vincenzo. «Esta vez he empezado el vasco, hasta llegar a Burgos», añade.

Este peregrino italiano no muestra preferencias a la hora de catalogar los tramos que ya conoce porque «todos son muy bonitos». No obstante, al mismo tiempo aclara que, de tener que escoger, se quedaría con «los de monte, porque son más variados y frescos».

A diferencia de al elegir las rutas, Vincenzo sí cuenta con preferencias al hospedarse. Aunque en el edificio de Miranda parece estar a gusto, dice que «es un poco pequeño». Saca esta conclusión al compararlo con, entre otros, «el albergue juvenil de Vitoria».

Paco (72 años) / Mallorca

«Empecé hace 20 años y estaré cerca de los 6.000 kilómetros»

Una de las señas de identidad del Camino de Santiago en general, y del albergue de Miranda en particular, se centra en la transversalidad de los usuarios. Personas de todas las generaciones se reúnen en las rutas españolas. También algunos más entrados en edad, como Paco. Este mallorquín suma 72 primaveras y no piensa parar de andar. «Empecé hace 20 años y estaré cerca de los 6.000 kilómetros», calcula. 

Desde el punto de vista de este peregrino, el Camino no solo sirve para hacer deporte o buscar paz espiritual, sino que también «es una forma de tejer vínculos y hacer amigos». Por ejemplo, Vincenzo, uno de sus compañeros durante su estancia en Miranda, ha llegado directamente junto a él. Según dice Paco, se conocen desde hace «11 años», cuando ambos «hacíamos el camino primitivo». Así, lo que unió una ruta, no lo ha separado el tiempo. De forma similar, Isabel ha desembarcado en la ciudad del Ebro acompañando a este hombre, que suele anunciar sus viajes a la península desde Baleares.

En cualquier caso, tantas leguas acumuladas en sus piernas han hecho que hasta tenga que «repetir varios tramos». Entre estos recorridos que ya conoce se encuentra, precisamente, la vía de Bayona a su paso por Miranda. «Es la tercera vez que duermo aquí», asegura. Sobre el albergue dice que «está muy bien, es pequeñito, hay otros recién estrenados, pero este es ideal». «Creo que para mí es de los mejores», apunta.