Avispa asiática: ni está, ¿ni se la espera?

G. ARCE
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La temida 'velutina' ha prosperado en la vertiente cantábrica de la provincia de Burgos, de donde será muy difícil de erradicar, pero aún es muy excepcional en la zona sur y mucho más en la fría capital

Nido retirado en la localidad de Escaño (Villarcayo) por los integrantes de la Asociación Avispa Asiática. - Foto: Saúl Peña

La pasada semana saltaban las alarmas en Burgos capital. Un supuesto nido de avispa asiática (Vespa velutina nigrithorax) era localizado por unos vecinos en un árbol de la plaza Pedro Maldonado, propiciando la intervención de la Policía local y de los Bomberos, y generando la preocupación en la ciudad. La plaga del temido avispón, pensaron muchos, había llegado hasta la ciudad, confirmando la prosperidad de un insecto invasor de nuevo cuño -llegó accidentalmente desde Francia en 2004- que aniquila las colmenas de abejas y que impone respeto por su tamaño y voracidad.

Afortunadamente, confirmaron los Bomberos, fue una falsa alarma, como tantas otras veces. Eran avispas comunes. La velutina ni está ni se la espera a la sombra de la Catedral (salvo que el cambio climático decida lo contrario). No le gustan el clima seco y, sobre todo, los cambios de temperaturas bruscos y, de esos, a orillas del Arlanzón hay sobrados a lo largo del ciclo vital de este insecto, que arranca en la primavera y termina a la altura de diciembre, cuando comienza su hibernación.  

Además, la avispa asiática no parece estar viviendo su mejor año, porque si algo atrae a sus reinas es una cierta humedad y un clima moderado, todo lo contrario a la falta de agua y los contrastes entre heladas y olas de calor que se están viviendo en los últimos meses. Si el tiempo no acompaña, tampoco lo hace su principal alimento, como las abejas productoras miel.

Nido de avispa asiática ubicado en lo alto de un árbol.Nido de avispa asiática ubicado en lo alto de un árbol. - Foto: Saúl Peña

Quizá por eso, los nidos localizados en diversos puntos de Las Merindades son más pequeños este año, lejos de los tamaños de los del pasado otoño y que, como muestran las fotografías, son dignos de un escenario de Alien. A menor alimento, menor población y menor tamaño de casa.

En el Valle de Mena, el principal asentamiento de la avispa asiática en Burgos, sí han notado la reducción de tamaño de los nidos, pero no su número. Hasta septiembre, nos confirma Miguel, bombero de Villasana que se ocupa de su retirada, se han eliminado 38 nidos, 8 más que el pasado año. En 2021, en el Valle destruyeron en total de 91, que son unos cuantos, aunque muy lejos de los 192 que se eliminaron hace cuatro años. 

La mayoría se localizan en las casas (en las ventanas y aleros), en cobertizos y habrá que esperar hasta bien entrado el otoño para destruir los que ahora están ocultos en los árboles por las hojas.

A unos kilómetros de Mena, en Espinosa de los Monteros, la actividad de retirada de nidos es casi nula por parte del Ayuntamiento, explica Rafael. Apenas un par de nidos, muy lejos de los registros de otros años, lo que demuestra que la actividad es menor.

No obstante, en Mena y Espinosa puntualizan que el otoño que comenzará en próximas semanas será clave, pues es el momento en el que las reinas y los machos que las fertilizan realizan los vuelos nupciales para posteriormente buscar nuevos territorios en los que implantarse y crear nuevas colonias. Por ahora, el resto de Burgos no se lo pone fácil.

En esta expansión encontrarán trampas para capturar a las reinas, muchas de ellas colocadas estratégicamente junto a las colmenas de abejas. En el centro y sur de la provincia (zonas aún no colonizadas) sí logran apresar ejemplares, pero no llegan a prosperar nidos, y no tanto por la acción del hombre -que también- sino por los rigores del clima. 

En la cornisa cantábrica, incluyendo el Valle de Mena y el norte de Burgos, sigue siendo su territorio más confortable. Si se extiende el foco al resto de la región, a las zonas problemáticas se suma el Bierzo leonés. Ávila, Segovia y Valladolid no conocen a la velutina y en el resto de provincia son puntuales los asentamientos.

Pese a la contención que ejerce el clima, en Burgos están alerta una decena de unidades veterinarias ubicadas en la capital, Belorado, Briviesca, Espinosa de los Monteros, Medina de Pomar, Miranda de Ebro, Sedano, Villadiego, Villarcayo y Valle de Mena.

Nueve de cada diez reinas que se capturan en la región lo son en Burgos. Según datos facilitados por la Consejería de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural y recogidos por Ical, son 5.280 reinas eliminadas en los últimos cuatro años. Los municipios donde más se localizaron han sido Arlanzón (663 capturas) y el Valle de Manzanedo (386).

Los apicultores tienen este año problemas añadidos a los de la avispa asiática, cuyos ataques, según los consultados, no se han producido como otros años. La sequía que agosta campos y quita alimento a las abejas, también afecta a las avispas. 

Yolanda Martínez, representante de los apicultores burgaleses, coincide en esa percepción de que esta especie invasora está menos activa. Añade un problema: se ha prohibido el uso del ahumador en las colmenas por el alto riesgo de incendios, lo que ha impedido los trabajos junto a las abejas durante mucho tiempo.

Yago Matías, apicultor de la zona de la Demanda y los Sabinares, no ha tenido noticias de nidos asentados en la zona sur de la provincia. «Sí se han capturado reinas pero, por ahora, no ha prosperado la colonización en lo que conozco».

Falta humedad, estabilidad en las temperaturas y hay menos insectos, por lo que, por el momento, la avispa asiática se mueve menos, lo que no quita que siga entre nosotros.