A Dejan Kravic no le salió absolutamente nada en la primera mitad. Se le veía cabizbajo y fallaba hasta las canastas más fáciles. Sin embargo, cambió su mentalidad por completo tras el descanso, como el resto del San Pablo, y firmó una segunda parte de mucho nivel ante el Estrasburgo. «Hablamos acerca de los errores en el vestuario y salimos con más energía y a jugar como equipo. El entrenador nos dijo que lo mejor era el resultado, solo seis puntos abajo, y nos pidió que disfrutáramos», reveló el serbio.

El pívot azulón se podría convertir en el primer jugador en ganar tres Champions en el caso de que lo logre mañana con el San Pablo, pero aseguró que no se le pasa por la cabeza esa hazaña en estos momentos: «Ahora no pienso en que podría levantar mi tercera Champions, sino en ganar esta por la ciudad, la afición, los entrenadores, los jugadores... Sería increíble».

En cuanto al análisis de la semifinal, Kravic reconoció que el equipo comenzó mal porque regalaron muchos contragolpes y cometió muchas pérdidas: «No estábamos jugando con la intensidad que se necesitaba en la primera parte, pero en la segunda lo hicimos mucho mejor. Ya habíamos estado en esa situación de ir abajo en el marcador y estábamos listos para un duelo de 40 minutos. Jugamos más fuertes y concentrados».