Luis Miguel de Dios

TRIGO LIMPIO

Luis Miguel de Dios

Escritor y periodista


Zozobra

18/10/2022

Cada dos días cesa en su actividad un ganadero; cuando no exista ninguno, nadie va a venir a poner ganaderías nuevas». Esta frase, dura,inquietante, fue pronunciada por José Antonio Asensio, gerente del Consorcio de Ovino, en unas jornadas sobre Cooperativismo Agrario celebradas recientemente en Valladolid. En ese mismo acto, Rafael Sánchez Olea, director gerente de la Cooperativa Bajo Duero (Cobadu), aseguró que «mientras no haya rentabilidad en el campo no habrá jóvenes que se incorporen a la actividad agraria en Castilla y León». Ambas declaraciones, y otras similares que se produjeron ese día, me dejaron muy mal cuerpo y muchas dudas sobre el futuro del sector agrario en esta tierra. ¿Han pensado en lo que supone que cada dos días, solo dos días, abandone su explotación un ganadero, es decir que cierre y diga hasta aquí hemos llegado? ¿Y han reflexionado sobre el grave problema que se nos viene encima si nadie toma el relevo ni continúa con esa granja o ese rebaño? La respuesta provoca zozobra, angustia, casi pánico. Siempre fuimos, y presumimos de ellos, una región agraria, pero, con estas perspectivas, ¿vamos a seguir siéndolo? Sin embargo, no parece que la sociedad castellano-leonesa sea muy consciente de esta situación. No está entre nuestras preocupaciones cotidianas, como si esos alimentos que encarecen la cesta de la compra cayeran del cielo o no tuvieran nada que ver con la lacra de la falta de rentabilidad del campo y el cierre de explotaciones. Una sociedad que, dicho sea de paso, siempre ha mirado por encima del hombro a los campesinos, a los de los pueblos, a los paletos. Y puede encontrarse con lo que no esperaba y ni siquiera sospechaba: la desaparición total (o casi) de esos que aran, labran, pastorean, ordeñan y producen para que lleguen a nuestras mesas la leche, el pan, los huevos, las frutas, el azúcar, el vino, etc, etc. ¡Ojo porque hemos vivido de espaldas a este sector y esa desconsideración puede costarnos cara! ¿Y las administraciones? Como en aquella vieja canción, «Palabras, palabras, palabras». Y de ahí no pasamos. Por eso, y más cosas, pasa lo que pasa.