Sorbos y bocados con glamour

S.F.L.
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La pastelería briviescana Sarralde se muda a la esquina de enfrente, a un local innovador que contará con cafetería y zona de lectura

El establecimiento dispondrá de un aforo para 28 personas. - Foto: S.F.L.

Los cambios en los hábitos de consumo, las tecnologías y las redes sociales influyen también de manera directa en  sectores tan tradicionales como el de la pastelería o la cafetería, actualmente inmersos en una transformación donde sus productos están experimentando nuevas técnicas, ingredientes, formatos y un auténtico proceso para llegar a ofrecer artículos gourmet. De todo ello serán testigos los briviescanos y los turistas que se acerquen a la capital burebana a partir de verano.

El espíritu emprendedor de Fernando Sarralde y Daniela Mihai transformará parte del tradicional negocio, que desde 1845 elabora las famosas almendras garrapiñadas de Briviesca, entre otros productos. Así, la tienda situada en la esquina de la Plaza Mayor y la calle Justo Cantón Salazar bajará la cortina para mudarse a la acera de enfrente a un local que, además de tienda, ofrecerá un servicio de cafetería. Servir bien los productos ya no es suficiente para ganarse al consumidor, que cada vez exige más. La moda, el lujo y el diseño se han convertido en el nuevo must de la pastelería más sibarita.

En Sarralde Plaza únicamente va a prevalecer la alta calidad, el ingenio y creaciones deliciosas. La innovación no es posible sin un absoluto conocimiento de las tradiciones y de los ingredientes y pese a que la tendencia en pastelería se dirija hacia la elegancia y la belleza, «un excelente género es siempre el factor clave subyacente, impulsado también por unos clientes que cada vez poseen una mayor información y valoran más los productos locales», declara la emprendora.

Daniela Mihai, propietaria.Daniela Mihai, propietaria. - Foto: DB

El nuevo establecimiento aprovechará las grandes cristaleras, una cuidada iluminación y unos muebles distinguidos para mejorar la exposición de los artículos y además crear un espacio acogedor y atractivo para una pastelería tradicional, el consumo in situ, desde el desayuno hasta la merienda e incluso el take away. Asimismo, dedicarán una zona a mantener viva la historia de los libros y combinará una librería repleta de ejemplares de lo más variopintos con el servicio de bebida o comida para acompañar a los lectores. «Un auténtico remanso de paz y cultura en medio del cotidiano bullicio de la hostelería actual», manifiesta Daniela.

Los clientes podrán encontrar los productos de siempre, los de toda la vida que tanto éxito tienen como las típicas almendras garrapiñadas, las palmeras de coco o los chevalier. También se elaborará chocolate con churros, se servirán múltiples cafés e infusiones y habrá posibilidad de deleitarse con un buen vino o una cerveza. De cara a verano se elaborarán helados, batidos de frutas naturales y limonadas. Todavía no tengo del todo definida la carta pero sí garantizo que trabajaremos con ingredientes naturales y nunca con congelados, expone la propietaria de la primera cafetería-pastelería de Briviesca.

Al igual que el resto de obras y trámites administrativos, su futuro negocio se ha topado con algunos pequeños obstáculos en los últimos meses. El coronavirus ha retrasado la fecha de apertura, que si todo fluye con normalidad se fijará para finales del mes de junio. El local contará con un aforo para 28 personas que podrán ocupar seis mesas. Igualmente, como la época estival se aproxima y todo parece indicar que este año se sacará un mayor partido a las terrazas, los pasteleros pretenden instalar también una. Por el momento, han solicitado el permiso requerido y esperan respuesta por parte del Ayuntamiento. «En el caso que el negocio funcione bien, nos gustaría volver a retomar la actividad en el local antiguo y ubicar en él una terraza cubierta», añade. Eso sí, el sabor y el buen gusto está garantizado.
 

La creatividad y el gusto por la decoración prevalecen en el interior del local.
La creatividad y el gusto por la decoración prevalecen en el interior del local. - Foto: S.F.L.