23 peregrinos estrenan la reapertura de la Casa del Cubo

I.L.H.
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El albergue municipal reabre con un tercio de aforo (45 plazas), sube de 6 a 10 euros su precio e incorpora medidas de higiene y salud. La mitad de los que pernoctaron ayer fueron franceses

Los socios de la Asociación Amigos del Camino reabren «con ilusión y esperanza», deseando que esta estampa en la calle Fernán González se convierta otra vez en habitual. - Foto: Jesús J. Matí­as

Cualquier otro mes de septiembre  un día como ayer habrían colgado el cartel de completo. Sus 150 plazas se habrían cubierto en apenas unas horas, después de que los peregrinos hubieran hecho cola en la calle Fernán González esperando la apertura del centro. Pero olvídense de la vida antes de la pandemia porque cualquier comparación resulta odiosa. En el primer día después de seis meses cerrado  (tres meses sin estado de alarma) el albergue municipal de la Casa del Cubo recibió veintitrés peregrinos, la mitad del aforo del que ahora dispone (entre 45 y 50 plazas). 

Los ocho primeros -crearon una pequeñísima cola, pero daba gloria verla- fueron todos extranjeros: seis franceses, un inglés y una húngara. Después el goteo continuó hasta superar la veintena y abrir un poco el abanico de nacionalidades: Francia (11) , España (4), Gran Bretaña (3), Alemania (3), Hungría (1), Portugal (1) e Italia (1), los lugares de procedencia más frecuentes en tiempos de coronavirus.

Los hospitaleros, trabajadores y miembros de la Asociación de Amigos del Camino de Santiago afrontan esta nueva e incierta etapa «con ilusión y esperanza», pese a la falta de fondos: «Hemos abierto, que quede claro, por nuestra cuesta y riesgo. Sin un solo duro del Ayuntamiento. A partir de hoy cada día que permanezca abierto el albergue será un milagro. Yya veremos lo que aguantamos», sentenció Santiago Corral, secretario de la agrupación que gestiona la Casa del Cubo. Lo dicen porque el Instituto Municipal de Cultura no ha firmado aún el convenio de 2020 y por lo tanto no les han ingresado la subvención y tampoco la compensación prometida por el cierre del centro y los gastos asumidos -y adelantados- por una asociación sin ánimo de lucro.

Aunque ayer, de todos modos, no era el dinero lo que más preocupaba a los socios y hospitaleros. En la reapertura del albergue de Fernán González lo único que les interesaba es que los peregrinos estuvieran tan a gusto como siempre y más seguros que nunca. 

Lo más evidente es el aforo y el precio por hacer uso de las instalaciones, que pasa de 6 a 10 euros. Junto a las medidas habituales que vemos en cualquier edificio (señalítica, dispensadores de gel hidroalcohólico, mascarilla, distancia, alfombras desinfectantes o mamparas), la Casa del Cubo incorpora una nueva mecánica para dar la bienvenida a los peregrinos: nada más entrar y antes de registrarse y obtener la credencial se les toma la temperatura y se introduce la mochila y las botas en una bolsa de plástico a la que se rocía con desinfectante.

Una vez dentro a los peregrinos se les ubica en literas, de las que solo se ocupa una alternando la superior e inferior para conseguir la distancia de seguridad entre usuarios. Lo mismo han hecho con las duchas, que se intercalan las operativas y las clausuradas. La zona de comedor reduce su ocupación(20 personas) y retira tanto la vajilla que antes ofrecía como el microondas. Tampoco hay folletos ni libros de consulta a disposición del peregrino.

La reapertura del albergue supone también la salida del ERTE de  cuatro trabajadores (tres personas de la limpieza a media jornada y un cuarto empleado a jornada completa). Yel horario se reduce en hora y media, retrasando sesenta minutos la apertura (a las 13 horas) y adelantando el cierre (22 horas).