Hasta ahora consideraba que en política la solución de los problemas de la gente había que reclamársela a los políticos (al igual que en medicina hay que pedírsela a los médicos, y en derecho a los abogados). No obstante, el gobierno de los sondeos, los referendos y la demagogia del directísimo atribuyen los problemas a los políticos y la solución a la gente. Por eso pienso que un personaje, Félix Tezanos, es la estrella que no sabíamos que necesitábamos. ¿O sí lo sabíamos? El caso es que su primera banda musical de la película Los taberneros ha llegado a ser la última semana el número 1 en España, con un 100% de descargas con respecto al número 2, Cañas y berberechos, de la ministra Calvo y que está siendo premonitoria en el mundo de la hostelería. Realmente, la gente está redescubriendo en ese hombre de barba blanca, gentleman de la magia, al artista, al bohemio de la tontería individualizada, a ese genio que se esconde detrás del maquillaje de polvos de talco. Este caradura que nos miente cada cierto tiempo, con encuestas que no coinciden con la realidad de la calle y que le hace pensar que somos seres de color verde, con orejas grandes, con cuernos de minotauro y salidos de la película Encuentros en la tercera fase. Según decía Von Neumann, «el infierno es para aquellos que hacen que los métodos aritméticos produzcan dígitos aleatorios», con lo cual Tezanos está condenado. ¿Qué haríamos con Tezanos en el infierno comiendo berberechos y sin taberneros? Pues ahumarse y sin cerveza por haberse atrevido a definir a Madrid, como una sociedad tabernaria y lo hace presumiendo de saber medir el nivel intelectual de las personas, sin necesidad de pisar un bar.
Esta nueva representación saltará al Broadway de nuestra querida España, donde se intentará volver a presentar como la mejor película en habla hispana, gracias a su magistral número final, que es la falta de la verdad cuando se interpreta la canción Libertad.
Con una crítica previa más que favorable, un reparto estelar y una banda sonora sólida dará lugar a que en el mundo de los artistas, de los bohemios y escritores levanten el telón como preámbulo al nacimiento de una nueva estrella. Será considerada como una de las películas musicales más importantes del año, con miras a llevarse algún que otro galardón en las próximas elecciones, como ha sido en Madrid.