Paciente 'cero': Miranda de Ebro, domingo 1 de marzo

Angélica González
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Las médicas Begoña Bolaños, Lorena Rivera y Encarna Ruiz Adrados recuerdan qué ocurrió en su hospital, el Santiago Apóstol, el día que recibieron al primer enfermo con síntomas de coronavirus. Sin dudar activaron por primera vez el protocolo previsto

Paciente 'cero': Miranda de Ebro, domingo 1 de marzo - Foto: Alberto Rodrigo

Begoña Bolaños, médica urgencióloga con más de veinte años de experiencia a sus espaldas, fue la primera profesional que exploró al primer paciente de coronavirus de la provincia de Burgos. Sucedió en el Hospital Santiago Apóstol, de Miranda de Ebro, el domingo 1 de marzo de 2020, apenas unos minutos después de las 16.10, que fue la hora a la que se registró la entrada en el servicio de Urgencias de ese centro sanitario de un varón de mediana edad explicando que tenía fiebre, dolores musculares y mucha tos. De forma inmediata se le puso una mascarilla y se le pasó a un sillón de uno de los boxes. Bolaños le exploró sin llevar ninguna protección especial y pidió para él una analítica de sangre y una radiografía. «Como ya rondaba el coronavirus le pregunté si había estado en China o en Italia o cerca de alguna persona que hubiera estado en alguno de estos dos países y me dijo que no, que solo había estado en Santander», recuerda. El resultado que volvió del servicio de Radiodiagnóstico hizo saltar todas las alarmas. Parecía que ya estaba en  Burgos el primer contagiado de la enfermedad que volvería al mundo del revés.
La lectura de esa radiografía informó de que estaban ante una neumonía, por lo que la urgencióloga se puso en contacto con la digestóloga Encarna Ruiz Adrados, encargada de la planta de Medicina Interna. El siguiente paso fue investigar las causas que estaban provocando esa patología, por lo que continuaron las pruebas, que fueron descartando que se tratara de una neumonía bacteriana, «que hubiera sido lo normal por ser aún invierno y el paciente, fumador o exfumador», una gripe o cualquier otra enfermedad respiratoria.
«Begoña me avisa y me dice que tiene un paciente respiratorio con una neumonía que, en condiciones normales, estaría para irse a casa, aunque llamaba la atención que tenía fiebre y que no hubiera datos de infección bacteriana. No teníamos ni idea de que fuera a ser coronavirus pero como ya estaba habiendo en otras partes nos pusimos en esa tesitura y llamamos al epidemiólogo de guardia para activar el protocolo coronavirus», explica Ruiz Adrados, por lo que enseguida se solicitó a Burgos un exudado faríngeo y se decidió el ingreso del paciente: «Lo que vimos fue una neumonía atípica de causa no filiada, no obstante, como ya pensábamos que podía ser la covid-19 lo aislamos, lo que fue una decisión correcta, pero cuando se lo comunicamos montó en cólera porque nos decía que no había estado en contacto con nadie, que no había ido a ningún sitio y que no quería quedar ingresado. Más tarde pudimos saber que había estado en un funeral en otra ciudad».

 

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