Fuencaliente cerrará su área de servicio y proyecta otra

R.E.M.
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La gasolinera y el restaurante La Cañada, que acaba de cumplir 30 años, se han quedado sin clientes tras la apertura de la autovía. A su propietario, Fernando del Olmo, no le quedará más remedio que trasladarse en busca de tráfico

Fernando del Olmo, dueño del hotel-restaurante La Cañada. - Foto: Jesús J. Matías

«Esto fue un negocio bueno en su día, pero cuando abrieron la autovía en noviembre se cayó», manifiesta Fernando del Olmo, propietario del restaurante y la gasolinera de Fuencaliente de Lucio. La apertura de la A-73 ha causado que la tranquilidad resulte excesiva por la N-627, tanto que cuesta ver pasar algún vehículo por allí. La clientela que tradicionalmente paraba ha desaparecido y eso genera como consecuencia el desmantelamiento de los establecimientos que hasta ahora funcionaban bien. De hecho, Del Olmo ya ha decidido que cerrará la estación de servicio, con el famoso hotel La Cañada -que cumplió 30 años de vida en febrero- incluido. Sin embargo, como buen emprendedor, lejos de dejar morir el negocio y la zona, ha proyectado los mismos servicios en la reciente vía y ampliará la plantilla.

La nueva área de servicio contará con una gasolinera convencional, un punto de recarga de vehículos eléctricos, cafetería y restaurante. Se ubicará a tan solo unos metros del actual espacio en Fuencaliente de Lucio, pero «estará en la autovía, mientras el otro queda fuera; vienes de Madrid o de Burgos y no te tienes que salir para nada». Además, ya se encuentran los accesos prácticamente hechos puesto  que se llevaron a cabo con vistas a entrar a un camino agrícola y en total la finca abarcará unos 14.000 metros cuadrados. Tendrá una sola planta y todo estará junto para ofrecer unos servicios comunes a la vez que se abaratan costes.

«Tenemos que potenciar principalmente la cafetería y también que la gente pueda llevarse rápido la comida, ya no es como antes que preferían estar en el comedor y ahora quieren coger la comida y marchar rápido», explica Del Olmo sobre los cambios de hábitos de la sociedad y cómo afectarán a su establecimiento hostelero. Se confía en que el nuevo complejo -más grande que el actual- esté listo para dentro de un año, aunque todo dependerá de la rapidez con la que lleguen los permisos y también de la ejecución de las obras.

La zona de descanso que se cerrará llegó a sumar hasta 14 empleados y se alzó como un lugar perfecto para realizar una parada en los viajes mientras se degustaba comida casera. Ahora, sin embargo, quedan 8 trabajadores ante la falta de clientes más allá de «los de siempre». Incluso, algún viajero ya les avisa de que en ocasiones han pasado por allí y se lo han saltado sin querer. «Esto lo conoce todo el mundo por La Cañada, así que todos los anuncios que hay de Fuencaliente no sirven de nada puesto que la gente no lo relaciona con el local», dice Del Olmo. Para el nuevo proyecto que ha planteado se recuperará personal y llegarán a ser una docena, para lo que se incorporará como mínimo a otras cuatro personas.

Aunque La Cañada cerrará, sí se pretende continuar dando uso a la zona de las habitaciones para épocas claves del año como puede ser verano, temporadas de pesca o caza. «Tampoco tiene más futuro», dice el dueño, que insiste en que la caída de clientes ha sido enorme y «este marzo se ha hecho menos de la mitad de caja que justo en el mismo mes del año pasado». No espera obtener ya beneficios y cree que deberá poner dinero para poder mantenerlo, pero sí mantiene cierta esperanza en la llegada pronto de fechas de vacaciones como la Semana Santa o el verano. Peor aún le va a la gasolinera. «Eso es una ruina, en lo que llevamos de año he perdido más de 10.000 euros en ella», confiesa.

Un proyecto de futuro. La nueva gran área de servicio con la que contará Fuencaliente de Lucio permitirá conservar y seguir creando puestos de trabajo en el pueblo. A pesar de tratarse de un daño colateral del estreno de una vía, la mejor noticia en este caso será que tendrá continuidad. Un futuro asegurado puesto que confía en que su hijo, de 25 años, pronto se encargue también de gestionarlo.

En el momento en el que Del Olmo vio que la autovía prosperaba y que su negocio quedaría al margen ya se puso manos a la obra para no quedarse con las manos vacías. «Yo quería seguir con esto, pero para cubrirme las espaldas compré las  fincas donde llevaré a cabo el nuevo proyecto», asegura Del Olmo, que jamás imaginó la catástrofe que iba a suponer para su local la apertura de la A-73. Sí lamenta el también alcalde de Valle de Valdelucio la falta de ayudas para lanzar y mantener este tipo de iniciativas que tanta vida dan a los pueblos.