Libertad sobre ruedas

C.MARTÍNEZ
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La principal ventaja según los turistas es poder improvisar el destino y la ruta sin tener que reservar alojamientos con anticipación

Libertad sobre ruedas - Foto: Luis Román

El turismo de autocaravanas tiene su propio ritmo. Los usuarios no esperan a las largas vacaciones de verano y aprovechan cualquier fin de semana para salir a la carretera, aunque agosto es el mes con más afluencia porque se suman los viajeros que alquilan estos vehículos. La mayoría proceden de Madrid, País Vasco u otras provincias de Castilla y León; permanecen una noche en la capital burgalesa y destinan el resto del tiempo a visitar zonas rurales. Es el ejemplo de Esti y Eneko, que han venido con su hijo desde Vizcaya para ver la vuelta ciclista y todos los sábados intentan salir «aunque sea a media hora de casa».  

Otros vienen de paso, como Olatz. Este verano viaja con sus hijos desde Urnieta (Guipúzcoa) con destino las Islas Cíes. «En lugar de hacer siete horas de viaje, la caravana nos permite planificar e ir parando por el camino para ver cosas diferentes. Tenía capricho de ir al Museo de la Evolución humana y hemos acabado aquí». El turismo de sol y playa no es para ella; prefiere explorar cada recoveco y disfrutar de la naturaleza.

El otro perfil de visitante, y el más imprevisible, es el extranjero. A veces conocen de Burgos por su localización en el Camino de Santiago, las guías de viaje o la oferta gastronómica. Pero en la mayoría de ocasiones, la ciudad es una sorpresa que encuentran cuando se dirigen a otros lugares. Paul y Judy se encuentran en este último grupo. Provienen de Gales y aprovechan su jubilación para salir con su motorhome cinco veces al año. 

Esta vez han iniciado la aventura en Biarritz y tienen el objetivo de ir a Portugal. Comentan que vieron el cartel de la ciudad en la carretera y les pareció interesante. «Es lo bueno de estos viajes: nos permiten visitar sitios nuevos, incluso si solo paramos a vaciar los tanques. Comemos fuera, repostamos gasolina y compramos en los comercios». Es una actitud que comparten en general los caravanistas: aunque llevan comestibles de urgencia para los festivos o el desayuno, destinan el dinero que ahorran del alojamiento en antojos y gastronomía. 

La mayor ventaja para estos turistas es la libertad: no tener que depender de horarios ni reservas de hoteles, poder escoger los destinos sobre la marcha y disfrutar de los viajes largos. Andrés asegura que siempre había tenido ilusión por tener una autocaravana, y en cuanto pudo permitírselo se la compró. Desde entonces, ha estado varias veces en la ciudad: «En dos horas estás aquí, y a nada que pilla de paso aprovechas a hacer noche, das un paseo por la catedral y luego vuelves a arrancar». Burgos tiene un enclave estratégico como zona de paso hacia el norte y oeste de la península, y sacia la curiosidad de estos viajeros con casas sobre ruedas.