El año de las cintas: 12 meses para la convocatoria electoral

H. JIMÉNEZ
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El equipo de Gobierno municipal se la juega de aquí al 3 de abril de 2023, día a partir del cual no podrá inaugurar ninguno de los proyectos que tenga en marcha. Llegará con varias de sus grandes promesas a medias o en pañales

El alcalde, Daniel de la Rosa (derecha), durante una visita a las obras de la reconstruida guardería Río Vena. - Foto: Alberto Rodrigo

Al equipo de Gobierno municipal le queda menos de un año para poder lucir públicamente los réditos de su trabajo. Menos de 12 meses para que pueda convocar a la prensa, cortar cintas, hacerse fotos o poder presumir, con sonrisa Profidén de por medio, de todo lo que han conseguido transformar la ciudad.

Las elecciones municipales de 2023 serán el 28 de mayo y durante todo el periodo electoral, 55 días contados a partir del 3 de abril, la normativa prohíbe "realizar cualquier acto de inauguración de obras o servicios públicos o proyectos de estos, cualquiera que sea la denominación utilizada, sin perjuicio de que dichas obras o servicios puedan entrar en funcionamiento en dicho período". Así que Daniel de la Rosa y su bipartito (si para entonces sigue vivo el pacto con Ciudadanos) tiene que empezar a descontar hojas del almanaque para presentar a los votantes el balance de su mandato.

Un repaso a los principales proyectos municipales deja ver a las claras que la legislatura se les ha echado encima a los socios de Gobierno. Ya de por sí cuatro años suelen ser escasos para abordar cualquier intento de transformación de una ciudad. Más aún cuando no hay una mayoría absoluta, los primeros meses se gobierna en minoría, llega una pandemia, uno de los componentes del matrimonio gubernativo se suicida políticamente en las urna desangrándose convocatoria tras convocatoria, y para colmo tiene que expulsar a un concejal. Eso es lo que le ha sucedido a la actual Corporación.

En rojo. Así las cosas, los dos grandes proyectos prometidos por el PSOE al principio del mandato no serán una realidad en abril de 2023: ni se habrá remodelado la calle Vitoria ni tampoco habrá un nuevo Mercado Norte. Por mucho que el equipo de Gobierno haya presentado una modificación de créditos esta semana por valor de 42 millones de euros, con las consiguientes acusaciones de electoralismo por parte de la oposición, en ninguno de estos casos el problema para su consecución será el dinero.

Respecto a la calle Vitoria, los socialistas emplearon muchas energías en la convocatoria de un proceso de consultas con el objetivo de elegir el proyecto. Primero resultaron fallidas y luego poco participativas, por decirlo suavemente. En el debe va a quedar que la principal arteria de la ciudad se pasará otros cuatro años sin la modernización que pide a gritos. En el haber del equipo de Gobierno, que han reorientado sus esfuerzos a otras derivadas del denominado Plan Gamonal, con lo que probablemente tengan lista la peatonalización de la plaza de Lavaderos y muy avanzadas las de Grandmontagne y la plaza Roma.

En cuanto al mercado, como mucho podría estar operativo, y con gigantescas dudas al respecto, la instalación provisional de la plaza de España. En ningún caso estará listo el edificio que sustituya al gran equipamiento comercial llamado a revitalizar el entorno del centro histórico, pues ni siquiera ha salido todavía adelante el concurso para su concesión.

De las grandes ideas con las que llegó Ciudadanos al Gobierno local tampoco estarán terminadas en abril de 2023 ni la remodelación del Castillo ni el Burgos Río. Al menos las mejoras en la vieja fortaleza de la ciudad podrían comenzar a ejecutarse este verano, cuando reciban el visto bueno de los últimos informes técnicos. Mucho peor lo tiene la idea de transformar el curso del Arlanzón, que ni siquiera ha aterrizado en forma de un planteamiento concreto y que sigue buscando la manera de conformar un jurado de prestigio internacional para el concurso de ideas que a su vez debe definir cómo mejorar la integración del cauce fluvial en la trama urbana.

En la relación de inauguraciones imposibles tenemos que apuntar también la ampliación del archivo municipal de Castilfalé, iniciativa gafada que acumula multitud de problemas técnicos, administrativos e incluso jurídicos y que acaba de toparse con un nuevo recurso a la redacción del proyecto.

La remodelación de la calle Alfonso VIII, la de López Bravo, el carril bici a lo largo de la avenida Reyes Católicos o la modernización del edificio de la Policía Local son otros de los ejemplos que podemos citar en este listado que, a modo de semáforo, divide el avance de cada proyecto entre rojos, verdes y ámbar.

En verde. Por suerte para De la Rosa y su agenda de los próximos meses, del color de la esperanza están pintados varios propósitos que podrá incluir en el apartado de consecuciones de su programa electoral. La peatonalización de Lavaderos es la más emblemática no por su importe sino por su simbolismo, pues supone restarle espacio al coche y dárselo al peatón en un barrio siempre receloso de la desaparición de aparcamientos.

Los bañistas de la piscina de El Plantío dejarán por fin de congelarse en el vaso familiar. Si no llega a tiempo para este verano, el que viene desde luego que estará terminado. Y lo mismo ocurrirá con la peatonalización del arco de San Martín, cuyas obras están a punto de iniciarse y solo tardarán 8 meses. Salvo catástrofe, también debería estrenarse el cierre al tráfico de la calle San Julián, la reparación del puente Besson, el adecentamiento del final de la carretera de arcos, el centro de biodiversidad del parque del Castillo o el talud del paseo de los Pisones.

Y sobre todo, y por encima de cualquiera de ellas, la escuela infantil río Vena, reconstruida tras el derribo de la anterior que cerró sus puertas en el curso 2012-2013 por deficiencias. La obra está acabada y solo falta por llegar el equipamiento, por lo que podrá acoger a sus primeros niños en el mes de septiembre, coincidiendo con el arranque del nuevo curso.

En ámbar. En tierra de nadie, con muchas dudas sobre su conquista antes de que la Junta Electoral prohiba las inauguraciones, encontramos un pequeño ramillete de proyectos destacados entre los muchos otros que suelen sepultar el día a día de la actividad municipal.

Será crucial para la imagen del bipartito, y sobre todo del PSOE porque presume de tener su caladero de votos en Gamonal, que salgan adelante las peatonalizaciones de Francisco Grandmontagne y de la calle-plaza de Roma. Ambas deben quedar adjudicadas antes de que finalice el mes de abril y estar ejecutadas en un 60% a 30 de noviembre si quieren recibir fondos europeos. A partir de ahí, el invierno decidirá si es posible completar el 40% restante y cortar la cinta antes de las próximas elecciones. Las grietas de Villatoro siguen esperando soluciones, y muy justo llegará también el arreglo del hundimiento de Reyes Católicos, típica obra de aparente poca enjundia que se complica y que por fin ya parece lanzada, aunque los plazos previstos sitúan precisamente en abril su posible finalización.

Aunque lo nieguen con insistencia cada vez que se les pregunta al respecto, todos los políticos sacan la calculadora y el calendario cuando se acerca el último año de un mandato y empiezan a pensar en vender su producto a los electores. Quizás estas líneas les sirvan como guía para empezar a priorizar.