Los usuarios de los gimnasios burgaleses pudieron ayer, casi dos años después, volver a ejercitarse sin tener que llevar puesta la mascarilla. La decisión fue casi unánime entre todos los clientes que ayer acudieron a los centros deportivos, ya que la unión de deporte y cubrebocas estaba siendo todo un desafío para muchos.

«Estamos muy contentos. Es la primera vez desde el inicio de la pandemia que no tenemos encima ninguna restricción. Ya era hora», defendió ayer el presidente de la Asociación de Gimnasios de Burgos, Alberto del Val. En el centro que dirige en Francisco Grandmontagne las clases volvieron a celebrarse a cara descubierta.

Una vez libres de condicionantes, desde el sector esperan que las matrículas que se perdieron durante la crisis sanitaria se puedan recuperar. «Esta misma mañana (por ayer) ya estamos recibiendo llamadas», reconoció el propio Del Val.

Muchos de sus usuarios de siempre decidieron dejar de acudir a su gimnasio ante el agobio generado por la mascarilla a la hora de practicar deporte. Sin embargo, la libertad actual avalará su regreso durante las próximas semanas o meses. «Por fin vemos la luz después de toda la pandemia. Ha sido duro pero lo hemos logrado», celebró el presidente de la Asociación burgalesa.