«Han muerto todas las ovejas... Ha sido tremendo»

LETICIA NÚÑEZ
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Un incendio, al parecer originado por un cortocircuito, arrasa una nave en Fuentemolinos y acaba con la vida de 300 ovejas. «Es una desgracia que no tiene remedio», lamenta Alfonso, propietario de la nave.

Alfonso mira con impotencia el destrozo provocado por el fuego en la nave que gestiona junto con sus hermanos. - Foto: Leticia Núñez

De buenas a primeras, la familia De Hoz perdió ayer sus 300 ovejas, gran parte de su nave y uno de sus tractores. No pudieron hacer nada. Las llamas devoraron todo cuanto pillaron a su paso y redujeron a cenizas toda una vida de esfuerzo y trabajo en su pueblo, Fuentemolinos. Entre lágrimas y aun sin creérselo, Alfonso, uno de los hermanos que se ocupa de esta explotación, apenas alcanzaba a pronunciar dos palabras junto a la puerta de la nave:«Una desgracia».  

Un golpe tremendo para cerrar el año que deja sus ánimos por los suelos. «A partir de ahora no sé lo que haremos, se quitan las ganas de todo», lamentaba, entre el denso humo que a mediodía aún salía del almacén, de unos 750 metros cuadrados. El fuego se originó de madrugada. Poco después de las tres de la mañana, un vecino que regresaba a Fuentemolinos de Urgencias dio la voz de alarma. Los primeros en acudir fueron los bomberos voluntarios de Roa de Duero.  A su llegada, el incendio estaba «muy desarrollado», según apuntaron. A eso de las 4 y 20, se activó al Parque de Aranda. A pesar de que este municipio no se encuentra dentro del convenio con la Diputación de Burgos, se desplazaron cuatro efectivos y tres camiones, tal como explicó el jefe del Servicio de Prevención y Extinción de Incendios de la capital ribereña. El fuerte viento elevaba el riesgo de propagación a las viviendas colindantes. De hecho, la casa más próxima se halla a escasos treinta metros. También intervinieron efectivos de Peñafiel y Lerma. 

Afortunadamente, después de más de cinco horas de actuación, el fuego se pudo controlar y no afectó a ninguna vivienda de la localidad ribereña. Nada que ver con el interior de la nave, donde los cadáveres de las ovejas dejaban una estampa desoladora. Al parecer, un cortocircuito habría sido la causa del fuego. Algo que ahora se tendrá que investigar. «Ha sido tremendo. Se ha prendido la paja y se ha liado», lamentaba Alfonso, de 51 años. A ello se sumó que el viento soplaba muy fuerte y las pavesas no tardaron en volar. Precisamente, el ruido de la uralita al arder, similar al de los petardos, despertó a unos cuantos vecinos, incluido el alcalde de Fuentemolinos, Sergio Martínez Sualdea, quien apuntó que los perros no paraban de ladrar. 

(Más información e imágenes del incendio en la edición impresa de Diario de Burgos)