Picos que picotean alto

ALMUDENA SANZ
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El bar Flor de Escocia destinará a Párkinson Burgos parte del beneficio de los cafés durante julio y agosto con la inquietud de que la iniciativa se extienda a otros locales y ciudades

Alfageme (i.) con David Hernández, Delgado (c.) y Lara Gómez, terapeuta, presidenta y coordinadora de Párkinson Burgos. - Foto: Luis Román

El pico del euro y pico del café con leche, cortado, americano, solo o como guste el consumidor picoteará alto en el bar Flor de Escocia (Laín Calvo, 5) durante los meses de julio y agosto. Esos picos caerán en una hucha colocada en su barra y se destinarán a la Asociación Párkinson Burgos. 

Todo comenzó en un viaje en coche. El propietario del local, Ángel Alfageme, conducía después de estar con su padre, enfermo de Párkinson, y se le encendió la bombilla, de nuevo, porque ya hace unos años entregó a la misma entidad los beneficios de un festival organizado por él. 

«Las empresas vivimos en una sociedad y las asociaciones que están en ella hacen siempre una labor muy positiva. No nos tenemos que acordar de esto solo en ciertos momentos porque alguien haga algo muy grande o para cubrir unas necesidades puntuales, podemos hacer cosas pequeñitas todos los días para mantenerlas vivas», explica satisfecho de aportar estos picos, aunque, como dice, sean de gorrión, pequeños, y no de cigüeña, más grandes. Muchos pocos... 

Satisfecho de esta iniciativa, expresa en voz alta su deseo de que se exporte a otras ciudades y que sea copiada por otros colegas a orillas del Arlanzón. «Si algo puede funcionar, no tiene que ser exclusivo. Solo deseo que no llegue nunca a ser tan cotidiano como para que la gente pase de ello por no llamar la atención», alerta y advierte que no descarta estirar la propuesta más allá del verano. 

Y si feliz está el hostelero de echar una mano, entusiasmada por recibirla se muestra la presidenta de Párkinson Burgos, María Jesús Delgado, que ayer estrenaba la hucha tras tomarse un café con hielos. 
«Me parece una idea genial, al consumidor no le sube el precio y a nosotros, además de darnos visibilidad, todo nos viene bien, y más en este momento», observa la responsable de esta asociación que atiende a 147 usuarios diarios de lunes a viernes y aún no se ha repuesto de los gastos extra sobrevenidos por la pandemia.

«No nos hemos recuperado del palo de la covid-19. La broma nos costó 30.000 euros y solo hemos recibido 2.500 euros de la Junta y mascarillas de empresas burgalesas. Todo lo demás lo hemos tenido que afrontar nosotros, como el resto de asociaciones», especifica.

Ese demás se refiere a la ampliación de la sala diurna para garantizar la distancia de seguridad, la conversión de una ventana en una puerta con la consiguiente rampa para habilitar una entrada individual y la compra de pantallas para todas las mesas y terapeutas y Equipos de Protección Individual (EPI) para las auxiliares del centro de día. 

El hecho más ilustrativo de ese bache, interpela Delgado, es que por primera vez en 24 años las cuentas han sido negativas. «También lo superaremos», enfatiza convencida de que propuestas como la de Flor de Escocia contribuyen a esa remontada y a mejorar las instalaciones. Entre sus proyectos más inmediatos se encuentra climatizar el gimnasio, que torna en urgencia con la pertinaz ola de calor; abrir ventanas en la fachada, una actuación difícil, «que no imposible», por ser de cristal; y colocar parquet flotante en los baños para facilitar su mantenimiento. Nunca un café será más revitalizante.