Triple Check en la pista

A.S.R.
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El grupo burgalés, que enmarca su música en la línea de El canto del loco o Pignoise, pero con un sonido urbano actual, da su primer concierto el martes en el bar Carabás

Felipe Basurto, Miguel Ferrer y Diego Garrido (de i. a d.) son amigos desde el patio de colegio y con Triple Check han conseguido su deseo de hacer música juntos.

Eduardo Manostijeras me hace un masaje y me dejo entera, yo soy más dura que las aceras, solo me rompo de uvas a peras, canta Safree, una cantautora alicantina que suma su voz a la de Triple Check en Checkout, el último lanzamiento de este grupo burgalés, producido por Johnatan Pons, con el que sus integrantes aseguran haber dado un salto de calidad, un paso adelante que se suma al que pegarán este martes en el bar Carabás (Carmen, 2). Aquí protagonizarán su primer concierto en directo en una noche que abrirá el músico vallisoletano Iskender y ya ha agotado las entradas.  

La historia de Triple Check acaba de comenzar y sus inicios nada tienen de original en la escena local. Tres amigos que se conocen en el patio del colegio, de Jesuitas en este caso, que comparten la afición por la música, que hablan de que estaría bien hacer algo juntos, aunque solo fuera una canción, y que ya en la universidad se unen para cumplir este propósito. Esos colegas son Miguel Ferrer (productor y cantante), Diego Garrido (cantante) y Felipe Basurto (producción, mezclas, letras). El relato oficial arranca hace un año. Se juntan, improvisan, nacen las primeras canciones, las cuelgan en las plataformas digitales y se emocionan al ver que a muchos les llega su mensaje. Triple Check. 

Tardan poco en reunir un puñado de temas y juntan cinco para sacar su primer EP, Sabemos. «Aprendimos todo por nuestra cuenta, compramos un micrófono, una tarjeta de sonido y empezamos a producir y mezclar y, poco a poco, nos dimos cuenta de que esto nos gustaba y, poco a poco, se ha convertido en una afición más seria». 

¿Qué etiqueta ponen ellos a su música? «Se podría denominar pop-rock, pop urbano, es la estética y el sonido de grupos como El canto del loco, Despistaos o Pignoise llevado al estilo de 2021», responde Ferrer y agrega Basurto que se encuentra en la órbita de la música urbana que viene sonando en los últimos tres años. Aunque ellos no dan nombres, este Checkout sí recuerda a artistas en la línea de C. Tangana. 

Cuentan que su modus operandi a la hora de componer tiene mucho que ver con las batallas de gallos de los raperos. La improvisación es su credo. «Nos ponemos delante del micrófono, soltamos ideas y sobre estas escribimos. Creamos a partir de lo que sale en el momento», anotan. Y ahí salen mil y un asuntos. Sin corsés ni miedos. Amor, desamor, los ratos de fiesta, la necesidad de pasarlo bien, reflexiones sobre el pasado y el futuro... 

Ese mañana les preocupa poco, de momento. Los tres siguen con sus estudios -Diego y Felipe hacen Ingeniería Informática- y trabajos -Miguel se mueve en el diseño 3D- y enamorándose de la música. Su hoja de ruta para este 2022 viene cargada, con un par de colaboraciones pensadas y dos temas grabados y producidos. Un primer álbum, de momento, no entra en su agenda. «Queremos tener una base de fans grande antes de sacar un disco porque hay que darle el valor que merece», remachan estos veinteañeros que apuntan alto y sueñan fuerte, aunque ahora andan desvelados contando las horas para su debut en directo.