José María Vicente

El Rincón de...

José María Vicente


Arreón de manso

27/09/2022

Me voy a valer del rico lenguaje taurino para escribir del asunto que nos ha planteado Putin con su 'operación especial' en Ucrania. En el mundo de los toros se dice que el maestro tiene que «parar, templar y mandar». Cuando sale el toro al ruedo lo hace con toda la violencia y acometimiento que tiene almacenado en su naturaleza brava y por los días que lleva fuera de su entorno. En esos primeros compases la inteligencia del torero y su conocimiento del terreno le permite canalizar la furia para hacerla manejable. El toro tiene que percibir que su embestida se vacía en el capote y que hay algo desconcertante que parece más poderoso que él. Una vez que el animal acepta la situación es cuando se puede componer una faena en la que entra en juego la última fase en la que el torero gestiona las condiciones del animal de tal modo que le permita salir airoso del trance. 

Trasladando esto a la guerra de Ucrania, podríamos decir que los rusos invadieron el país con el acometimiento del que ha acumulado energía durante mucho tiempo en la frontera. Eso les permitió avanzar con velocidad arrasando todo sólo por la acción de la fuerza. Pero pronto empezaron los ucranianos, ayudados por la comunidad internacional, a establecer la estrategia de defensa más adecuada para parar al toro ruso. Y surtió efecto cuando aquellas columnas interminables de vehículos militares rusos amenazantes de pronto parecían atascadas sin mucha capacidad de movimiento. Falta de suministros y/o errores de planificación. El toro había parado. Toca templar. Y Ucrania lo está haciendo. Los rusos retroceden, abandonan posiciones y material. 

Y ahora es cuando llegamos al momento crucial de la faena. Hay que mandar. Hay que saber encontrar un equilibrio entre el deseo casi irrefrenable de echar al invasor que muestra debilidad y la capacidad de los rusos de hacer daño infinito. No olvidemos que Putin es un nostálgico del imperio y que su orgullo no le va a permitir aceptar su error. Y que tiene su botón rojo. Antes de que muera matando hay que llegar a un compromiso. No olvidemos que hay muchos toreros cogidos gravemente, e incluso muertos, por haber subestimado la reacción del toro moribundo y verse atrapados por un inesperado arreón de manso.