Adiós a un hombre elegante, culto y muy querido

DB
-

Carlos Serrano, de la tienda de ropa Serrano, murió el lunes en Burgos a los 77 años

Carlos Serrano, en 2016 delante de parte de sus colecciones de soldados, cine... - Foto: Alberto Rodrigo

Carlos Serrano falleció en Burgos a los 77 años este pasado lunes dejando esposa, dos hijos y dos nietos. Y también numerosos amigos. Este empresario textil, copropietario de la firma Serrano, cuya tienda principal data de 1942 y está en la esquina de las calles Santander y Cordón, era muy querido y apreciado por su saber, por su saber estar y por su carácter cercano y amable.

Quienes le trataron y conocieron destacan de él, además de su visible elegancia, su amplia cultura y su pasión por los detalles y la moda con carácter. Hacía suya la frase del diseñador británico Hardy Amies, que se puede leer en la página web de la compañía, que dice que «un hombre debe dar el aspecto de haberse comprado la ropa inteligentemente, habérsela puesto con esmero y, a continuación, haberse olvidado de ella».

Carlos Jorge Serrano Alonso comenzó su andadura profesional con 14 años («con la escoba en la mano», recordaba hace seis años en una entrevista en este periódico), y con mucho gusto, esfuerzo y búsqueda de la excelencia llevó a poner la tienda fundada por su padre, el catalán Francisco Serrano Broto, hace ahora ochenta años en lo más alto del gremio en Burgos, contando con el aprecio y respeto de su amplia clientela y ofertando marcas internacionales exclusivas.

Este discreto y agudo dependiente y empresario textil tenía entre sus grandes aficiones el coleccionismo de soldados de plomo de todo el mundo, más de mil, así como pintarlos con precisión y rigor histórico. Desde joven le gustaban las acuarelas y tocaba la batería en un grupo de jazz con familiares y amigos. Esta sensibilidad artística le llevó, entre otras cosas, a programar durante muchas Navidades conciertos en la propia tienda de la calle Santander.

Su afán conservador se tradujo también en hacerse con infinidad de programas de cine, cómics, salacots, gorros militares... Curioso, buen conversador, amigo generoso y excelente empresario. Sus numerosos amigos, que le echarán mucho de menos, agradecen en redes sociales y conversaciones haber podido conocerle y disfrutado de su compañía, cultura y sonrisa.