Juan Ángel Gozalo

Plaza Mayor

Juan Ángel Gozalo


Consensos y pactos minados

01/04/2022

Llevo escuchando desde hace un tiempo al presidente Pedro Sánchez y a sus principales maceros del ala socialista del Gobierno lamentarse amargamente de la falta de apoyo y compromiso de la oposición, en mensaje directo al PP, a medidas e iniciativas del Ejecutivo para afrontar en comandita nacional la galopante recesión y la bestial alza de los precios, que, por cierto, se empeña en endosar exclusivamente a la bélica putinada y no a su gestión, manifiestamente mejorable. El político socialista se preguntaba esta semana, por fin en tribuna parlamentaria, «¿qué más tiene que ocurrir para actuar juntos frente a la crisis económica que emana de la guerra de Ucrania?».

No soy portavoz de nadie, pero la respuesta se me antoja sencilla. No es otra que Sánchez deje de una vez por todas de practicar el sanchismo, esa política recalcitrante de hechos consumados, de hacer comulgar con ruedas de molino a amigos y enemigos y que cambie esa deriva autoritaria que está imprimiendo a la Presidencia. Además de poco democrática, en nada invita a los pactos de Estado que exige.

Lo que no puede y no debe ser es que el Gobierno apruebe unilateralmente decretos y pida a la oposición, incluidos los socios que sustentan esa mayoría parlamentaria, que se los vaya aprobando en el Congreso, sin negociación, sin rechistar y en primer tiempo de saludo. Así no se tejen los acuerdos ni un político adquiere la pátina de estadista, más bien muta en una suerte de sátrapa que gobierna a golpe de BOE . 

Ese constante trágala al que se ha apuntado el inquilino de La Moncloa no invita precisamente al pacto. Claro que lo que en realidad quiere es un cheque en blanco para hacer y deshacer en Madrid y Bruselas a su antojo, sin encomendarse ni a Dios ni al diablo y, lo peor, despreciando al Parlamento. 

Pedir que todos arrimen el hombro y tiren del carro para mejor gloria personal es, cuando menos, preocupante. Flaco favor hace a España, a la democracia y esa ciudadanía soberana, que anda últimamente muy agitada por un IPC que está impactando como misil ruso en las cestas y economías de las clases medias y trabajadoras.