Burgos se ha consolidado como la tercera provincia productora de energía eólica de España. Sus cerca de 1.500 aerogeneradores instalados en casi 80 parques repartidos por la mayor parte de su territorio generan 4,5 teravatios-hora (TWh), es decir, una energía suficiente para abastecer de electricidad a más de 1,2 millones de hogares, cuatro veces y media más que el tamaño residencial de la provincia.
El desembarco de parques eólicos desde finales de los años 90 ha supuesto la mayor inversión en el mundo rural burgalés de todos los tiempos. Cientos y cientos de millones de euros para adquirir y levantar los aerogeneradores y construir caminos e instalaciones de evacuación eléctrica en lugares a veces imposibles. Los parques generan una ingente cantidad de ingresos para los municipios a los que afectan y exigen unas plantillas (no de gran tamaño) para su mantenimiento a lo largo de toda su vida útil, que sumará varias décadas.
Pero tal esfuerzo inversor no se ha traducido en industria, en asentamiento de empresas de valor añadido en el territorio provincial y mucho menos en el rural. Llama la atención que, siendo la tercera generadora de energía eólica de España, en Burgos apenas se radiquen 7 empresas, con Gamesa y Tecnoaranda, en Lerma y Aranda de Duero, a la cabeza, fabricando multiplicadoras y torres y componentes mecánicos, respectivamente.
Destacada ha sido también la reciente llegada de Ormazábal, fabricante de equipos eléctricos a Villalonquéjar IV, y el crecimiento de ingenierías locales como MSEnertech, con una fuerte expansión internacional.
Aquí, de acuerdo con el listado de centros industriales que reproduce el Anuario Eólico 2022 de la Asociación Empresarial Eólica (AEE), también tienen su sede firmas dedicadas a servicios de operación y mantenimiento, y muy poco más.
A escasos metros de algunos de los parques locales más eficientes, en el País Vasco, solo hay instalados hasta la fecha 153,25 megavatios (MW)en 7 parques, muy lejos de los más de 2.000 MW que reúne Burgos (y creciendo).
El Gobierno vasco, como cualquier autoridad autonómica, es el que tiene la potestad para regular y otorgar las autorizaciones administrativas a instalaciones de hasta 50 MW (por encima de esa potencia es competencia del Estado) y es, junto con la Generalitat de Cataluña y la Comunidad de Madrid, uno de los territorios que históricamente -por decisión política y también por contestación social- menos ha apostado por la instalación de parques, aunque eso no ha impedido que lidere la industria y la mano de obra en este ámbito.
Así, según el citado anuario de la AEE, en la comunidad vecina hay radicadas y tienen su sede fiscal más de 35 industrias del sector eólico: fabricantes de motores, generadores y otros componentes eléctricos; palas, sistemas de control y actuadores; multiplicadoras; torres y componentes mecánicos e hidráulicos; además de empresas de mantenimiento, ingenierías y centros de I+D.
(Más información en la edición en papel de hoy de Diario de Burgos)