Sinterpack facturará el doble al entrar en otros países

L.M.
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El fabricante de equipos para finales de líneas de producción quiere pasar de los 12 millones de ingresos de 2020 a 24 dentro de tres gracias a la penetración en mercados como Asia, Francia o EEUU. Prevé ampliar su plantilla hasta los 60 trabajadores

Santy Witarsa es la CEO de Sinterpack, una de las empresas más importantes del sector del paletizado de mercancías de todo el territorio nacional. - Foto: Alberto Rodrigo

Sinterpack abrió su fábrica de Burgos en 1965 al albor de la industrialización del sector lácteo. Tres años después empezó a fabricar e integrar todo tipo de equipos automatizados de final de línea (labores de paletizado de mercancías) para las grandes plantas que se iban construyendo en las inmediaciones de la capital. Desde entonces la compañía ha ido creciendo paulatinamente y copando buena parte del mercado nacional, donde factura la práctica totalidad de sus cerca de 12 millones de euros anuales.

Enclavada en un sector en el que es complicado captar nuevos clientes dada la feroz competencia, la compañía ha decidido dar un giro de 180 grados y virar sus esfuerzos de expansión hacia el mercado internacional. La CEO de Sinterpack, Santy Witarsa, asegura que su objetivo pasa por doblar sus niveles de facturación de aquí a 2025 gracias a la penetración en plazas como Francia, Asia o Estados Unidos. Otra de las economías que habían empezado a sondear era la rusa, pero el estallido del conflicto con Ucrania y las dificultades para entablar una relación comercial seria han terminado por descartar al gigante de Euroasia. "Tenemos Iberia bastante bien cubierta pero queremos que al menos el 50% de nuestros ingresos tengan origen internacional", afirma Witarsa.

Para ello ya están empezando a moverse con numerosos contactos comerciales con posibles clientes, sobre todo del sector de la agroalimentación, donde están especializados. Estos primeros pasos ya están dando sus frutos, y muestra de ello es que en enero sellaron un acuerdo valorado en un millón de euros con Chile, donde también han abierto una delegación. Durante este 2022 esperan poder cerrar el curso con ventas en el extranjero que ronden los 5 millones, un paso intermedio antes de los ansiados 12 de cara al 2025.

Este impulso que Witarsa quiere dar a la compañía vendrá aparejado de una carga de trabajo extra que hasta la fecha no soportaban en los talleres y oficinas de la planta, situada en el polígono Burgos-Este. En estos momentos son alrededor de medio centenar de empleados, pero esa cifra crecerá a buen seguro durante los próximos meses hasta los 60. "Necesitaremos más gente tanto en el taller como en la oficina técnica", adelanta la CEO de Sinterpack.

Para el primer departamento buscarán perfiles técnicos y con idiomas que ayuden a la instalación de su maquinaria en los países donde logren hacerse con contratos, mientras que para el segundo requerirán ingenieros eléctricos. Estos serán fundamentales a la hora de implementar el proceso de digitalización e Industria 4.0 en el que están inmersos. En esta última área invertirán a lo largo del presente ejercicio hasta 600.000 euros para continuar desarrollando los muchos proyectos que tienen entre manos. Uno de ellos, que revolucionará el mercado según adelanta Santy Witarsa, se dará a conocer en Interpack, la feria de referencia para la industria del packaging, envase y embalaje que se celebrará en la ciudad alemana de Düsseldorf en mayo de 2023.

La mudanza, en standby. A finales del pasado 2018, Sinterpack reservó 32.000 metros cuadrados en Villalonquéjar IV para expandir su industria, pero finalmente la operación decayó. Sin embargo, el paso del tiempo y las previsiones de crecimiento tan notables que manejan desde la dirección provocan que el tema del traslado vuelva a salir a la palestra. La CEO asegura que esa cuestión se abordará una vez se presente el nuevo avance en lnterpack 2023, aunque también confiesa que están llegando al límite de su capacidad en la nave de la calle Ribera de Burgos-Este.

La antigua Stork Inter Ibérica, como se conocía a la firma burgalesa, fue adquirida en 2015 por el fondo de inversión francés Keravalon. Posteriormente, hace algo más de dos años, se hizo con una compañía catalana, Prodec, con la que ha creado el grupo Xolertic. Fruto de esa unión se ha establecido una marcada línea de expansión internacional que ya tiene su primer logro: abrir una fábrica subsidiaria en Pune (India), una ciudad de 4,5 millones de habitantes y desde donde pretenden explorar de primera mano todas las posibilidades que ofrece el mercado asiático.