Mucho más que una serie de vampiros

José Javier Zárate
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Guillermo del Toro reflexiona sobre relaciones y conflictos humanos, especialmente entre padres e hijos, en la ficción 'The strain', de Sky

La prestigiosa cadena Sky emite The strain, la serie  basada en las novelas de La Trilogía de la Oscuridad coescrita por Guillermo del Toro y Chuck Hogan. La ficción está estructurada en cuatro temporadas de 13, 13, 10 y 10 episodios respectivamente.

La historia gira en torno a una pandemia, pero la acción se centra en la ciudad de Nueva York. Esta epidemia transforma a las personas en vampiros, pero de modo muy original lo hace a través de un gusano parásito. Y como aderezo, su explicación de la epidemia mezcla conceptos mitológicos con elementos científicos, especialmente de epidemiología. Entre ellos la tasa de contagio a la que ya nos hemos acostumbrado.

La estética es muy afín al imaginario del realizador mexicano. Tenemos oscuridad, apéndices carnosos, gusanos, relojes, autopsias sorprendentes, órganos en frascos, extraños dibujos y arrugas corporales… 

El desarrollo de la serie, con los lógicos altibajos dada su extensión, es intenso. Tras cada momento tranquilo  puede haber un giro argumental. En cada episodio tenemos un cliffhanger que nos deja con la pregunta de ¿qué va a suceder ahora? Y en cada cambio de temporada este es aún  más emocionante. Un ejercicio de guion clásico y muy redondo.

La narración se produce en forma de historias paralelas, lo que obliga a estar muy atentos si no queremos perdernos. A esto se suma que los personajes se presentan poco a poco, descubriendo su pasado a retazos en flashbacks que nos cuentan momentos relevantes de sus vidas.

Sus protagonistas tardan en presentarse, y acaban siendo un improbable grupo. Lo conforman una hacker, un epidemiólogo alcohólico, una exterminador de plagas de origen ucraniano apasionado por la arquitectura y por Nueva York, un judío armenio superviviente del Holocausto que regenta una casa de empeños, un pandillero mexicano y un medio vampiro que tiene cuentas que ajustar.

Los antagonistas no son menos sorprendentes. Está El amo, cabeza de los vampiros y uno de los siete ancianos, un nazi obsesionado por encontrar un nuevo Führer, un millonario que solo ansía la vida eterna, una madre convertida en chupasangre y su hijo, que se torna progresivamente más caprichoso y egoísta. 

La serie es muy entretenida, bien planteada e interpretada. Pero la sustancia de The strain subyace a la acción. Porque Del Toro habla de las relaciones entre las personas, de la comunicación y lo importante que resulta. De hecho, una de las primeras cosas que tratan de subvertir los antagonistas.

El oscarizado cineasta también plantea el problema de la Humanidad desde su origen. El ser humano, débil en soledad, ha triunfado en el mundo cooperando. Cuando nos unimos para trabajar juntos, podemos hacer frente a cualquier desafío. Si esto falla, si el egoísmo o la cobardía nos dividen, si jugamos al apaciguamiento con el mal, quedamos expuestos a este. Y este mal con el que negociamos, como un genio oriental de la lámpara, al concedernos nuestro deseo, se llevará otra cosa, lo que consideremos más valioso.

paralelismo. Quizá sea la serie más adecuada para esta situación que vive el mundo. Un momento de crisis en el que se ve que quien menos tiene que perder es quien más tiene que dar. Un momento en que se decide si triunfa lo mejor de la Humanidad y avanzamos, o si sufren los más débiles para, al final, acabar sufriendo todos.

Quizá Guillermo del Toro sea un visionario.