Un refugiado climático con arte en la maleta

A.S.R.
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Eduardo Cortils se trasladó hace 3 años desde su Murcia natal a Las Merindades en busca de un paisaje aún no corrompido por la acción del hombre. Ultima 'UN-Steady', un proyecto sobre los muchos problemas ambientales que estrena en el CAB en octubre

Eduardo Cortils pasea entre las encinas calcinadas del bosque de Tabliega que dejó el incendio provocado por una empacadora el pasado mes de julio y que de alguna manera estarán en la muestra del CAB. - Foto: Patricia González

El bosque que acompaña al viajero en la carretera que va de Tabliega a Villatarás sedujo a Eduardo Cortils. Esos esbeltos y robustos guardianes de una naturaleza agonizante en la mayor parte del país determinó al artista murciano a elegir este rincón de Las Merindades como su nuevo hogar. El lugar perfecto, la casa ideal, el entorno adecuado. Sentado en el porche de su casa, con Tosca, una perra recogida de una cuneta, dando vueltas por una maciza mesa construida con sus propias manos y un enorme ventanal con vistas a un campo de girasoles, el fotógrafo se declara sobre todo un refugiado climático. Esta condición marca su camino hasta la provincia burgalesa y es el eje de su obra en los últimos diez años. El tiempo que le ha llevado su nuevo proyecto, UN-Steady. n problemas ambientales, que estrenará en el Centro de Arte Caja de Burgos (CAB) el 2 de octubre.
Eduardo Cortils nació en San Pedro del Pinatar. Su inquietud creativa le llevó a Barcelona y desde allí por todo el mundo. Cuando decidió asentarse de nuevo en su tierra natal recibió una bofetada. «Vivía en una finca hermosísima en Sierra Espuña, rodeado de pinos centenarios, a los que fui viendo morir por culpa del calentamiento global. Son tus ancestros vegetales, tienes un montón de sentimientos trabados con ellos y, de repente, ves como van desapareciendo», expone para explicar su huida del sur.

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