El Cid pedalea hasta África

A.S.R.
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David Saiz e Íñigo Moreno emprenden el reto solidario de convertir los 600 kilómetros que harán hasta Valencia en seis días en donaciones para comprar bicicletas para Senegal

Íñigo Moreno (i.) y David Saiz partieron el martes por la tarde desde el Arco de Santa María y cuentan su aventura en ‘@Ridemybikemadrid’ de Instagram. - Foto: Valdivielso

Cabalgan sobre duras bicicletas en vez de a lomos de un caballo, han cambiado su armadura y yelmo por culotes y casco protector y en vez de espada empuñan un móvil con el que compartir una aventura en la que seguirán los pasos del Cid en su camino hacia el destierro. Los burgaleses David Saiz, conocido por su iniciativa de traer 'holandesas' restauradas desde Ámsterdam, e Íñigo Moreno partieron el martes por la tarde del Arco de Santa María con el desafío de cubrir 600 kilómetros hasta Valencia y convertir esa distancia multiplicada por dos en donaciones para entregar bicicletas a estudiantes de Senegal (África). 

Esas aportaciones se pueden efectuar a través de la página de micromecenazgo Mi grano de arena o directamente desde el perfil @Rydemybikemadrid de Instagram, donde, además, colgarán las peripecias vividas durante estos seis días. 

Listos para la batalla, Moreno y Saiz cruzan el puente de Santa María para continuar el trazado de la Vía Verde. Harían noche, entre la emoción y la pena, por Covarrubias, tierra del segundo. Para luego tirar hacia Soria, Calatayud, Teruel... Buscarán caminos, evitarán carreteras, se desviarán para visitar pueblos, improvisarán. 

No temen a más enemigo que al viento, que el martes sí tendrían en contra, y, sin tienda de campaña, solo saco de dormir y esterilla, dormirán al raso las más de las noches. Avituallamiento, el justo. Agua, frutos secos y un chorizo y un buen pan. «Las viandas son las de emergencia, la idea es disfrutar de la gastronomía de las zonas por las que pasemos», convienen y cruzan los dedos para no tener ningún fallo mecánico. Sí portan botiquín de primeros auxilios, para caballos y jinetes. 

La expedición, que no es la primera que hacen, nace de la pasión por estos vehículos de dos ruedas, su viejo deseo de cubrir la ruta cidiana y su inquietud por hacer un mundo mejor. Desde hace unos años, desde el citado perfil de Instagram se embarcan cada verano en un proyecto solidario. Les sedujo el que realiza la ONG Bicicletas Sin Fronteras en Dakar, que proporciona las dos ruedas a chavales para que lleguen a la escuela. Una iniciativa tan desarrollada y exitosa que hasta ha dado lugar a su propio modelo, adaptado a la orografía africana, bautizado como Baobike (del árbol baobab), que ha generado una economía en paralelo con mecánicos y otros profesionales. 

Calculan que si alcanzan la meta de 1.200 euros, un euro por kilómetro recorrido por dos, pueden adquirir unas 10 bicis. A finales de agosto, Saiz aprovechará el viaje a Senegal para acudir a la boda de su compañero de piso para conocer sobre el terreno esta iniciativa y compartir el final feliz de su aventura con los seguidores. 

Cantarán entonces victoria como han hecho en anteriores desafíos bicicleteros, que los llevaron hacia el Cantábrico, de Ceuta a Bruselas (De la frontera al corazón) o de escuela en escuela en Camboya (Más corazón Camboya). De momento, hasta el lunes, cabalgan.