Garoña almacena un solo contenedor con combustible

A.C.
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Enresa avanza en contratar empresas para prestar servicios en el desmantelamiento, como Gestión de Materiales y Protección Radiológica, con un total de 31 empleados

El Almacén Temporal Individualizado de Garoña acogerá 49 contenedores con combustible irradiado.

El pasado 6 de julio, la Empresa Nacional de Residuos Radiactivos (Enresa) informaba de que el primer contenedor cargado con 52 elementos combustibles gastados gastado ya estaba depositado en el Almacén Temporal Individualizado (ATI) de Garoña y la operación de su llenado con estos residuos de alta actividad radiactiva había sido realizada en condiciones de seguridad tras varias semanas de trabajo en las que se invirtieron 160 horas. Sin embargo, las tareas de llenado de los otros cuatro contenedores ya en Garoña, los únicos fabricados por la empresa Equipos Nucleares S.A. (ENSA), han quedado paradas, al menos, este verano, según ha podido saber DB, a pesar de que inicialmente se iban a ejecutar a continuación.

Los cinco primeros contenedores ENUN 52B, diseñados y fabricados por ENSA para Garoña, y que en su día obtuvieron informe favorable por parte del Consejo de Seguridad Nuclear comenzaron a llegar a la planta en mayo del pasado año. El último transporte desde la fábrica de Maliaño (Cantabria) se efectuó en febrero. Los cinco primeros contenedores fueron encargados en su día con vistas a la continuidad de la actividad de la central nuclear, ya que, de haber seguido produciendo electricidad se hacía necesario sacar elementos combustibles al exterior de  la piscina, donde el espacio iba a ser insuficiente para nuevo combustible irradiados. La Dirección General de Política Energética y Minas autorizó su fabricación a ENSAen 2014. Pero el cambio de rumbo de la central hizo que ahora sean los primeros contenedores que se llenarán antes de su desmantelamiento.

Su diseño y licenciamiento por parte del Consejo de Seguridad Nuclear se hizo con la vista puesta en que iban a albergar, como así va a ser, elementos combustibles irradiados hace entre 30 y 40 años. Por ello, su carga térmica o calor de desintegración ha bajado muchísimo tras décadas en proceso de refrigeración en la piscina de combustible ubicada en el interior del edificio de contención del reactor.

Desde Nuclenor destacan que este hecho conlleva que «estos contenedores se puedan refrigerar sin problemas con el aire que penetrará en la envolvente de los mismos». A ello añaden que «el nivel de radiactividad de estos cinco primeros contenedores es muy bajo» y, por ello, es previsible que no vayan a precisar de ningún blindaje adicional, a diferencia de lo que ocurrirá con los 44 nuevos contenedores ENUN 52B que ENSA está comenzando a fabricar.

Estos últimos se adaptarán con algunas modificaciones a las condiciones de carga térmica y radiológica de los elementos combustibles que van a aislar, al haber pasado menos años de refrigeración. Además, se les sumará un blindaje adicional con anillos prefabricados de hormigón dentro de los cuales se ubicará el contenedor metálico. Previsiblemente los anillos de hormigón lleven también una tapa de hormigón que cubrirá cada uno de los nuevos 44 contenedores, una vez llenos. En mayo, ENSA remitió al Consejo de Seguridad Nuclear el estudio de seguridad de estos nuevos contenedores que esperan el informe favorable para que la fabricación avance. El contrato firmado con Enresa a finales de 2020 plantea que el primero de los nuevos 44 contenedores llegará a Garoña en el último trimestre de 2023. Enresa pagará 138 millones de euros a ENSA, que también ha diseñado y fabricado los contenedores metálicos de Almaraz, Trillo y Cofrentes, de diseños similares.

Como se explica en el cuadro anexo, estos contenedores están compuestos de una cesta de acero inoxidable, aluminio y aluminio borado recubierta por un segundo blindaje de acero al carbono y, por último, antes de la carcasa exterior se superponen perfiles de acero al carbono rellenos de una resina que el blindaje neutrónico fundamental, fruto de la I+D+i desarrollada por ENSA.

Los ENUN 52B están ideados para almacenamiento y transporte, por lo que pueden ponerse en posición vertical y horizontal. Se colocarán verticalmente en el ATIde Garoña, una gran superficie de más de 7.000 metros cuadrados de hormigón, donde dos losas sísmicas de 800 metros cuadrados cada una serán las que sostendrán los contenedores. Un triple vallado y fuertes medidas de seguridad rodean esta instalación y, en ningún caso, el ATI y los 250 metros cuadrados de la zona de exclusión a su alrededor -llega justo hasta el río Ebro- podrán superar una radiactividad de 250 microsieverts.

Revisiones constantes. El diseño del ATIfue autorizado por el Consejo de Seguridad Nuclear en 2015 y en 2017 ya estaba prácticamente terminado tras una importante obra civil. Ahora, Enresa está a punto de adjudicar el Servicio de ingeniería para el diseño, licenciamiento, tramitación ambiental y dirección de obra necesarios para ejecutar una instalación de apoyo al ATI. Será como un gran centro de conservación, donde se podrá revisar de forma periódica y constante la seguridad de los contenedores o subsanar cualquier problema que puedan tener. Esta semana se conocían las tres uniones temporales de empresas que optan a este contrato de 7,6 millones, lo que hace pensar que el nuevo edificio costará decenas de millones.

Opta a su diseño la UTE Instalación apoyo ATIGaroña 2022, formada por las empresas Idom Consulting, Engineering, Architecture SAU, Westinghouse Electric Spain SAU e Ingecid Investigación y Desarrollo de Proyectos S.L. Una segunda UTE la forman la norteamericana Holtec International; Innomerics, S.L.;y Boslan Ingeniería y Consultoría S.A. Mientras que la tercera es la empresa Empresarios Agrupados Internacional S.A.

Al mismo tiempo, Enresa prepara su desembarco en Garoña, dado que una vez que el Gobierno autorice la transferencia de titularidad será esta firma pública y no Nuclenor quien preste todos los servicios, como el de Protección Radiológica y Medidas Radiológicas. Este contrato de tres años -duración de la primera fase del desmantelamiento-, con un coste de 6,8 millones implica la contratación de 17 profesionales, que muy previsiblemente serán los mismos que ya desarrollan actualmente estas labores. Las empresas interesadas tienen hasta el 9 de agosto para presentar sus ofertas.

El Servicio de Gestión de Materiales, con un coste de 5,5 millones, también está en fase de contratación y con el mismo periodo de presentación de ofertas hasta el 9 de agosto. En este caso, se precisan 14 profesionales.