Biología e Historia acaparan las reclamaciones de la EBAU

B.G.R.
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Un 15,4% de los alumnos que hicieron la prueba ha solicitado la revisión de exámenes de la fase obligatoria, frente al 11% de hace un año. La vicerrectora exige una evaluación unificada

Más de 1.400 estudiantes se presentaron a la convocatoria ordinaria de junio. - Foto: Patricia

Las notas de la Evaluación de Bachillerato para el Acceso a la Universidad (EBAU) se conocieron hace una semana, pero hay estudiantes que supieron este martes su calificación definitiva después de solicitar la revisión de uno o más exámenes de la prueba y realizarse la media aritmética entre las dos correcciones. Este año han reclamado ejercicios de la fase general 228 alumnos, lo que supone un 15,4% de los matriculados (1.480), algunos de los cuales tampoco estaban de acuerdo con los exámenes de la específica (52), que permite incrementar su puntuación de cara a entrar en una carrera con elevados requisitos académicos.

Las asignaturas de Biología e Historia de España son las que se han llevado el mayor porcentaje de reclamaciones, con un 11,76 y 9,12%, respectivamente. Se trata de materias que siempre suelen liderar este listado, alternándose dependiendo de años con Lengua Española y Literatura, o Química, que sí que aparecen pero en proporción inferior (5,47% y 8,7%). Completan la relación Matemáticas (7,51%), Matemáticas de Ciencias Sociales (4,69%) e Inglés, con un 3,8%.

El número de ejercicios revisados correspondientes a las materias obligatorias asciende a 368 de un total de 5.940, representando tan solo el 6,1% de los exámenes realizados. A ellos hay que sumar otros 124 de la fase voluntaria. Estas cifras, al igual que la de estudiantes que no están conformes con las notas, son ligeramente superiores a las de hace un año, cuando lo hicieron 190 alumnos con 294 pruebas para una segunda corrección, lo que representa un 11% de los presentados, cuyo número fue mayor al del pasado junio (1.721).

A pesar de todo, la vicerrectora de Estudiantes, Verónica Calderón, enmarca los datos actuales dentro de lo «esperado» y de una «normalidad» que se repite en cada evaluación, con pequeñas variaciones respecto a las convocatorias anteriores a la pandemia, cuando no existía la optatitividad de ahora y los alumnos tenían que elegir entre dos bloques cerrados. A modo de ejemplo, en 2018, el segundo año en que se implantó la prueba tras desaparecer la selectividad, reclamaron el 16,4% de los matriculados, siendo los exámenes de las materias de Latín e Historia los que más descontento generaron.

Calderón asegura que no existe una razón concreta a la hora de explicar el incremento de este curso, ya que «no ha habido quejas generalizadas sobre un ejercicio y la evaluación ha sido asequible». En este punto, subraya el porcentaje de aprobados en junio, un 98,11%, y las buenas notas obtenidas, con un 28% de notables y un 24% de notables altos, la misma proporción que los que obtuvieron más de un seis y muy por encima de quienes se quedaron por encima del 5 (9,3%).  Por el contrario, un 12,2% sacó entre un 9 y un 10 y tan solo el 1,9% no superó la evaluación.

Exigencias al Ministerio. De cara a próximos cursos, la responsable académica urge al Ministerio de Educación y Formación Profesional a que desarrolle la normativa de la futura prueba de acceso, que afectará a los estudiantes que pasen a primero de Bachillerato el próximo ejercicio, ya que se mantiene el modelo para los que hagan segundo. «Hay que tener claras las reglas del juego para poder empezar a trabajar y elaborar los contenidos», subraya, al tiempo que precisa la necesidad de que se detalle un futuro examen en el que se tendrán en cuenta más las competencias que los contenidos.

La Universidad de Burgos siempre ha defendido la implantación de una EBAU único en todo el territorio nacional para eliminar las posibles desigualdades entre comunidades autónomos. Al respecto, Calderón se muestra resignada a que dicha petición no será atendida debido a que la educación es competencia de los gobiernos regionales, si bien aboga por que esta evaluación sea «unificada» en cuanto a contenidos y tipos de examen. Recuerda en este punto que la Lomloe (conocida como Ley Celaá) recoge el término de prueba de acceso, que considera «más correcto» que su actualidad denominación, concebida como una «especie de reválida de Bachillerato» en la que la nota media de acceso a un grado se reparte entre la de este nivel posobligatorio, cuyo peso es del 60%, y la de la EBAU.