Retrato de un buscador infatigable

ALMUDENA SANZ
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El Arco de Santa María acerca la producción como dibujante, escultor y compositor de José María Cruz Novillo, conocido sobre todo por sus diseños para grandes marcas, en la que cada serie es un paso adelante

Estas sillas, que forman 'Diafragma hexafónico', invitan a sentarse y escuchar una obra musical de Novillo que durará más de tres millones de años. - Foto: Luis López Araico

Cruz Novillo: dibujante, escultor y compositor retrata a un creador inquieto, infatigable, poliédrico, pasional y que, o lo disimula muy bien, se divierte con su trabajo. El Arco de Santa María brinda un recorrido por la producción creativa de este diseñador gráfico, autor de logos tan conocidos como los de Repsol, PSOE, Policía Nacional o Renfe. La exposición, abierta hasta el 20 de marzo, sigue los pasos de este hombre del Renacimiento contemporáneo. 

Esa cara más conocida, volcada en otros objetos como billetes, muebles, elementos arquitectónicos o carteles de películas y reconocida con el Premio Nacional de Diseño 1997, deja paso a esa otra en esta muestra que arranca con sus primeras exposiciones en la galería Skira de Madrid en los primeros setenta y termina con una más que curiosa composición musical, Diafragma dodecafónico, Opus 14, una obra con doce notas musicales combinadas de doce en doce con todas las variaciones posibles de la escala dodecafónica que durará más de tres millones y medio de años (se puede encontrar en internet). Entre un punto y el otro, un conjunto de piezas que constatan la ávida búsqueda del creador nacido en Cuenca en 1936 y aún en acción. 

«Nos vamos a encontrar la idea del dibujo expandido. Leonardo da Vinci habla de las artes del diseño, referido a la pintura, la escultura, la arquitectura o la jardinería, todas las que tienen en su base el dibujo, un dibujo que se expande en distintos proyectos», introduce el teórico y crítico de arte Miguel Cereceda, comisario de la exposición, producida por el Ayuntamiento, el Palacio Quintanar de Segovia y la galería Fernando Pradilla de Madrid, que se completará con un libro con textos de Cereceda y el propio Cruz Novillo. 

Esa fe en el dibujo ya se aprecia en las obras exhibidas en Skira en 1972 y a ese credo sigue rezando en los bocetos de unas primeras esculturas, en las que Cereceda advierte otro de los rasgos del autor: las dos dimensiones y media. «Él habla de este término porque siempre ha trabajado indistintamente en las dos y tres dimensiones», ilustra mientras observa algunos ejemplos de estas esculturas, unas vacías y otras llenas. 

El piso inferior del Arco alberga otros dos puntos clave en el camino del manchego: Tximparta, la propuesta con la que participó en la Bienal de Sao Paulo de 1977, en la que juega con las formas geométricas que se alargan en el espacio, donde el dibujo pasa a ser plano expandido; y La cuadratura del círculo, una serie de arte combinatoria con el círculo y el cuadrado, que nace de su huida de cualquier expresividad tras conocer el trabajo de los primeros artistas minimalistas, como Frank Stella o Donald Judd, en un viaje a Nueva York. 

El concepto de diafragma, el elemento que regula la entrada de luz en una cámara de fotos con forma de aspa múltiple, copa el piso superior. Cobija varias series que juegan con el arte combinatoria y cada una apuesta por el más difícil todavía. De una que juega con los colores del parchís y las formas geométricas a otra que traza un coordinado baile cromático entre lienzos y marcos de una misma serie o el salto al Diafragma hexacromático, con unas explosivas sillas de colores, cada uno con una nota musical asociada, que invitan a sentarse y descubrir la citada Opus, 14.