El caso de la obra de las Trinitarias de la plaza de Santa Teresa, donde también se dejó caer una fachada protegida, demuestra igualmente la ineficacia de la administración municipal. 

A mediados de octubre el concejal saliente, Daniel Garabito, confirmaba a este periódico que se iniciaría un expediente sancionador contra la empresa que está edificando cinco viviendas en el solar de la antigua Casa del Capellán de estas religiosas. La fachada del viejo edificio se apeó inicialmente para protegerla, pero se acabó hundiendo con el beneplácito del Ayuntamiento. Sin embargo, la constructora comenzó a levantar la nueva estructura sin contar con los permisos oportunos.

En efecto, el día 9 de septiembre el arquitecto municipal emite un informe para abrir el sancionador «por obras sin estar aprobado proyecto de ejecución» y el día 28 de ese mismo mes el gerente de Fomento elabora una resolución en la que se recoge que ha de incoarse «por la infracción urbanística cometida», aunque la empresa había logrado finalmente el visto bueno a su proyecto.

Pues bien: hasta hace unos días, concretamente el 11 de enero, la sección de Obras no ha elaborado el documento para iniciar efectivamente el expediente, y todo ello después de que el actual concejal, Julio Rodríguez Vigil, se interesara por el caso de las Trinitarias. 

En el expediente figura como anotación la consideración de «leve», por lo que no se espera una sanción importante para las religiosas, que son quienes promovieron la obra aunque la esté ejecutando una empresa externa a ellas.