Esperanza entre los escombros

Agencias
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Los equipos de rescate trabajan a contrarreloj para buscar supervivientes y dejar espacio para algún rayo de luz entre el caos, conscientes de que cada segundo es crucial para salvar vidas

Los equipos consiguen sacar con vida a una menor de un bloque de viviendas en la ciudad turca de Hatay. - Foto: UMIT BEKTAS

Entre las ruinas de los más de 6.000 edificios completamente destruidos a consecuencia de los dos potentes terremotos registrados el lunes en el sur de Turquía, cerca de la frontera con Siria, todavía quedan algunas esperanzas de encontrar supervivientes.

El tiempo es ahora el peor enemigo para los equipos de emergencias que trabajan a contrarreloj en las zonas afectadas, conscientes de que cada segundo es crucial para salvar vidas. Pero el paso de las horas y la adversa meteorología, con temperaturas bajo cero y nieve, agotan las pocas probabilidades de éxito y los balances de víctimas están continuamente al alza. 

Pese a todos los obstáculos, los esfuerzos se ven recompensados, dejando espacio para algún que otro halo de optimismo: más de 8.000 personas han sido rescatadas bajo los escombros.

Entre las ruinas de un edificio de Jindires, los socorristas encontraron a una bebé, nacida tras el terremoto y aún unida por el cordón umbilical a su madre fallecida.  Entre las ruinas de un edificio de Jindires, los socorristas encontraron a una bebé, nacida tras el terremoto y aún unida por el cordón umbilical a su madre fallecida. - Foto: LaPresseCasi 26 horas después del primer seísmo, los efectivos lograron sacar con vida a un joven que permanecía sepultado bajo los restos de un edificio de cinco plantas en Siria y cuya salvación arrancó la alegría de los equipos involucrados en la operación y los vecinos allí congregados. Todos los presentes erupcionaron en gritos de «Dios es grande», mientras él se incorporaba para abrazar a sus salvadores.

También el exjugador del Málaga e internacional ghanés Christian Atsu fue liberado del amasijo de hierro y hormigón en el que quedó atrapado, según confirmó el vicepresidente del club turco de fútbol Hatayspor, en cuya plantilla se encuentra en la actualidad.

Son solo algunos de los miles de milagrosos rescates que se produjeron en las últimas horas. Entre las imágenes difundidas, destacan especialmente las de los más pequeños, refugiados entre los huecos de las edificaciones derruidas hasta la llegada de los efectivos. El rostro y la mirada de Nour, una niña siria sepultada y cubierta de polvo, se han convertido en uno de los símbolos del desastre después de resistir con vida entre las ruinas en la localidad de Jinderis. «Papá está aquí, no te asustes», intentaban animarla los rescatistas mientras retiraban los escombros.

Imagen de una niña en el momento de su rescate. Imagen de una niña en el momento de su rescate. - Foto: WHITE HELMETSPrecisamente, el mayor milagro se vivió en esa misma ciudad, en el noroeste de Siria: los socorristas hallaron a una recién nacida, la única superviviente de una familia en la que todos los miembros fallecieron, todavía unida por el cordón umbilical de su madre, que dio a luz en medio de las ruinas. La mujer se encontraba sepultada.

Los trabajadores de búsqueda otomanos también lograron sacar a una madre y su bebé de seis meses al escuchar una voz entre los restos de una vivienda en Hatay, tras cerca de 29 horas atrapados.

Con la esperanza de poder seguir descubriendo algo de luz entre tanta oscuridad tras el desastre, las labores continúan, pero los equipos son conscientes de que el tiempo se agota. De hecho, solo hay una ventana de siete días para rescatar a las personas que han quedado sepultadas, según un representante de la Oficina de Ayuda Humanitaria de la ONU, la primera que actúa en casos de desastre.

Esta estimación es resultado de innumerables operaciones en el mundo, aunque siempre puede haber excepciones y que las víctimas soporten un poco más de tiempo.