Sombrita, césped y buen rollo a raudales

LETICIA NÚÑEZ
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El Escenario Charco Diario de Burgos congrega a multitud de sonorámicos, incluidos un sinfín de niños, familias llegadas desde francia y grupos de amigos dispuestos a celebrar la vida... cargados de purpurina

Azahara sorprendió a su chico, Alberto, con un bono de Sonorama como regalo de Reyes. Junto con su hijo Río, de un año y medio, han recorrido los casi 500 kilómetros que separan su Jaén natal de Aranda de Duero. Lo han hecho a lomos de su furgoneta, previa recomendación de una amiga que vive en Granada. Ayer, en el Escenario Charco Diario de Burgos, extendieron una mantita bajo la sombra de un árbol y, simplemente, se dejaron llevar al ritmo de los argentinos Ainda. Entre risas, cuentan que esperaban encontrarse con algo más de frío, pero la ola de calor permanente de este verano ha echado por la borda sus planes de ponerse una chaquetilla por la tarde-noche. Mientras Río mama y se marca sus primeros bailes, sus padres, de 38 y 39 años, detallan las ganas que tienen de ver las actuaciones de Izal, Emir Kusturica o Ladilla Rusa. Van al ritmo del pequeño y combinan los chapuzones en la piscina con todos los conciertos que pueden... y alguno más.

A escasos metros, un grupo de arandinos disfruta de su reencuentro con motivo del 25 aniversario de Sonorama Ribera. Lo hacen en el parque de La Isla porque, como dice Ana, aquí «se está más fresco y mucho más a gusto. Todos quieren ir a la Plaza del Trigo porque es el escenario típico, pero no saben lo que se pierden». Con unas gafas en forma de fogonazo, Alba añade que no faltaría a esta cita por nada del mundo. Paula, por su parte, aprovecha para descansar un rato antes de comenzar una larga jornada detrás de la barra en El Picón. Todas llevan brillo en las mejillas. Todas lucen su mejor sonrisa. Son días para ponerse al día y, cómo no, para pegarse aquellas buenas juergas de antaño. Máxime después de estos dos años.

Con este mismo espíritu, Sara y Raquel, también arandinas, gozan de un ambiente bastante distinto al que la mayoría piensa que reina durante Sonorama. Porque no todo es la Plaza del Trigo. Ni los grandes nombres del mundo del indie. Ellas se decantan «por la sombra, el buen rollo» y el hecho de que no haya aglomeraciones. Y bien que hacen. La música se escucha «genial» y, además, «el auténtico espíritu sonorámico está aquí», defiende convencida Raquel.

Sombrita, césped y buen rollo a raudalesSombrita, césped y buen rollo a raudales - Foto: Alberto Rodrigo

Comparten su tela, con estampado de mandalas, con dos 'amigas' que conocieron al inicio del festival.Se llaman Débora y Estela. Tienen 44 y 48 años y proceden de San Sebastián y Soria, aunque la primera vive en Urrugne (Francia) y la segunda en Madrid. Su amistad se inició en la facultad de  Empresariales en Burgos. Sus vidas han dado muchas vueltas, aunque procuran verse al menos dos veces al año. Sonorama ha sido su punto de encuentro. ParaEstela es su primera vez en el festival. Mientras, Débora suma unos cuantos, aunque la última vez se remonta a hace casi una década.

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