Para variar voy a aparcar la crítica y la guardo para septiembre. Estoy en modo verano y los fines de semana y en mis vacaciones de agosto trataré de disfrutar una vez más de todas las oportunidades que me brinda el maravilloso lugar donde vivo. Ya estoy preparando la lista de posibilidades. No dejaré de visitar con tranquilidad el monasterio de Rioseco una vez que la legión de voluntarios pase por allí en la primera semana de agosto.

Volveré a descubrir nuevos rincones y admirarlo desde nuevas perspectivas. Otro espacio mágico al que regresaré serán los jardines benedictinos de San Salvador de Oña para disfrutar de la nueva edición del Jardín Secreto, en el que espero volver a disfrutar con las nuevas obras que siempre lo hacen diferente.

Estoy deseando surcar las aguas del embalse de Sobrón sobre una de las nuevas canoas que parten desde el embarcadero del Valle de Tobalina para adentrarme en uno de los desfiladeros más bellos de la comarca y repetiré con nuevos amigos una extraordinaria ruta de senderismo abierta este invierno y que desde el desfiladero de la Horadada atraviesa bosques con árboles de todas las especies. Espero repetir la tradición veraniega de ascender a Peña Mayor y poder observar Trespaderne y Tobalina desde la altura e incluso atreverme más con la bicicleta.

La Noche Encendida y los conciertos de Proyecto Villalacre, que ya van por su segunda edición, siguen en tareas pendientes y solo me apena que el Festivalle y su rock and roll de lujo coinciden con las fiestas de mi pueblo y voy a tener que seguir siendo fiel a San Bartolomé. Nunca me canso de pasar parte de mis vacaciones en casa, yendo cada tarde a las piscinas donde nado desde los 15 años. Esta es parte de mi agenda. Pero las oportunidades son infinitas.