Marian Peña

Observando al Mundo

Marian Peña


Culebrones

02/03/2022

Que gran parte de los políticos de nuestro país están totalmente fuera de la realidad que sufrimos los ciudadanos, es un hecho y que cada vez se preocupan menos de disimularlo, otro. No tiene otra explicación el lamentable espectáculo ofrecido por la cúpula del Partido Popular que se ha visto envuelta en un enredo que ríanse ustedes de los culebrones de la televisión. Aunque la actividad parlamentaria y las manifestaciones realizadas durante las campañas electorales ya indicaban que ni Casado ni Díaz Ayuso contaban con la talla política necesaria, nunca pudimos pensar en un desenlace semejante.

Independientemente de si la una benefició a su hermano con contratos de dudosa moralidad o legalidad, esto último lo dirán los tribunales, o de si el otro espió a la familia de la una, la cuestión es que resulta cuanto menos inquietante que personas que son capaces de actuar de esta manera puedan representar a nadie. Salvo que te ciegue la pasión, como parece sucederles a algunos de los seguidores de la presidenta madrileña, es evidente que los protagonistas del asunto maniobraron de forma irregular para quitarse de en medio al contrario y han quedado en evidencia; en consecuencia, lo justo sería que los dos abandonasen su puesto en favor de personas menos preocupadas por sus intereses personales y más por el bien común que es lo que se espera de cualquier representante público. En este sentido, no entiendo por qué sale Casado que intentó aclarar una irregularidad, bien es cierto que solo lo hizo porque le venía bien a él, y no cesan a Díaz Ayuso cuya 'honradez' ha quedado en entredicho. El comportamiento de ninguno de los dos deja en buen lugar a su partido.

La única diferencia es que la presidenta, dicharachera, aparentemente campechana y que dice lo que la gente quiere oír aunque solo haga lo que más le conviene a ella, se ha hecho la dueña del relato y eso, al parecer, vale más que la propia realidad y que, como dicen los suyos, «es un gran activo». No hay más que ver la que se montó en Génova el día después, con cientos de manifestantes clamando contra Casado y justificando el comportamiento de Díaz Ayuso. Ya lo dijo una señora allí presente, «los trapos sucios se lavan en casa». No sé si cada sociedad tiene los representantes que se merece pero sí a los que vota, por eso hay que tener mucho cuidado.

ARCHIVADO EN: Política, PP