Lo que se oye cuando no se oye nada

Angélica González
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La comunidad cisterciense de San Bernardo celebra del 5 al 7 de septiembre su tercer taller de silencio de este año, una iniciativa que está teniendo una importante afluencia de público

Lo que se oye cuando no se oye nada - Foto: Miguel Ángel Valdivielso

Rosa Ana Izquierdo Moreno, miembro de la comunidad cisterciense de San Bernardo ubicada en el Paseo de los Pisones, sabe mucho de silencio. Con ella contó el Foro de la Cultura el año pasado para participar en un coloquio como experta en este asunto y desde hace ya dos años largos viene organizando talleres en los que se aprende a valorar lo trascendente que puede resultar que las personas se encuentren a sí mismas cuando no hay ningún ruido alrededor. Este verano, por ejemplo,   ya se han celebrado dos -uno dirigido por ella misma y otro por la psicoterapeuta y psicóloga Begoña Aguirre- y habrá un tercero, que está previsto para la próxima semana, en concreto, para los días 5, 6 y 7, a cargo del sacerdote Carlos Izquierdo Yusta.

Los talleres son muy prácticos. Giran en torno a una idea nuclear centrada en la percepción y el pensamiento: «Hoy se nos enseña a ser productivos: ¡Cuánto más haces, mejor persona eres! Y yo creo que eso no es cierto. En el taller analizamos nuestra manera de pensar y hacer. El primer día, por ejemplo, tras unas nociones teóricas, hicimos una serie de ejercicios prácticos centrándonos en nuestro jardín y el segundo día lo enfocamos hacia la respiración, al silencio del cuerpo y de la mente y así, poco a poco,  nos abrimos a sentirnos mirados y amados por Jesús».

El origen de los talleres de silencio, que están teniendo mucho más éxito del que su promotora se esperaba, está en los Encuentros Monásticos que también pusieron en marcha desde la comunidad de San Bernardo. Nacieron a raíz de un documento del papa Francisco, la constitución apostólica Vultum Dei quarere, que invitaba a encontrarse a solas con la palabra de Dios y a valorar «los ecos que ésta produce en nosotros», según Izquierdo: «Nuestra comunidad se animó a compartir la experiencia con las personas que lo desearan y ya llevamos 22 encuentros». Los asistentes a estas citas demandaron más tiempo y más silencio y en respuesta se organizaron estas citas.

«Después de tres años, constato que crece la necesidad de silencio y de encuentro. La gente busca silencio pero después el silencio se les queda corto, quieren algo más. Es curiosa la crisis de identidad de muchas personas y cómo el silencio y el encuentro con Jesús les ayuda a saber y a recordar quiénes son, porque cuando uno se conoce y se atreve a encontrarse con Él los miedos se convierten en humo y los problemas se hacen más asequibles. Por eso las personas que vienen una primera vez, repiten. Cuanto más silencio buscas, más quieres y más necesitas».

Reconoce la religiosa - licenciada en Teología Espiritual y tutora del noviciado femenino- que el ser humano está hecho para comunicarse pero que para ello necesita silencio «porque nos prepara para escuchar y para reconocer al otro y esto nos hace más humanos». Pero... ¿cómo se accede al silencio?: «Por experiencia y para esto es necesario alejarse de toda dispersión. Esto nos produce bienestar, armonía, unificación... y cuando el hombre está en armonía es auténtico. Vivimos en una sociedad convulsionada por un desorden artificial y de ahí que el ser humano se ahogue y sienta la necesidad de saber quién es».

La clave de los talleres es, apunta Izquierdo Moreno, «aprender a estar donde estás»: «Cuentan la anécdota de un norteamericano que compartió un tiempo de vida monástica y dijo no encontrar nada de extraordinario. El abad le comentó ‘nosotros hacemos lo mismo que todo el mundo: comer, trabajar, rezar… pero con un pequeño matiz y es que donde tú vives, se come soñando y se vive proyectando; se habla de lo que se hizo, de lo que se va a hacer,  casi siempre de comida y trabajo y el monje, con sus limitaciones, vive lo que está haciendo, si está barriendo, está barriendo; si comiendo, comiendo… vive en una unificación. Es lo que aprendemos en los talleres por medio de reflexiones y espacios de silencio».

Las personas interesadas en participar en esta convocatoria pueden encontrar más información en la dirección de correo electrónico bernardasburgos@gmail.com o en  los teléfonos 649766739/947 205118.