Detenido por romper lunas de coches y amenazar a su pareja

C.C.
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El arrestado, de 31 años, destrozó los cristales de cinco vehículos aparcados en la calle Eduardo Ontañón en la madrugada del sábado al domingo

Estado en el que quedó uno de los vehículos atacados. - Foto: Patricia

Agentes de la Policía Local de Burgos detuvieron en la madrugada del sábado al domingo a un varón de 31 años por romper las lunas de cinco vehículos aparcados en la calle de Eduardo Ontañón y por amenazar gravemente a su pareja.

Según fuentes policiales, un ciudadano avisó a los servicios de emergencia en torno a las 4:30 horas de la madrugada porque observó a un hombre gritando y destrozando los cristales de algunos vehículos estacionados en la vía pública. En concreto, se ensañó con un Volkswagen Golf, un Audi TT, un Peugeot 307, un Wolkswagen Polo y un Hyundai I30. Ante esta situación, tres dotaciones de la Policía Local se desplazaron hasta el lugar de los hechos, donde los agentes vieron restos de sangre. Su rastro dejó entrever que el culpable había huido hacia la zona de San Agustín.

Un cuarto de hora después de la llamada de alerta, a las 4:45 horas, los policías localizaron a una pareja discutiendo en la calle Alfareros, pero lo que realmente les llamó la atención es que las características del varón coincidían con la descripción que había dado la persona que contactó con los servicios de emergencia. Por si fuera poco, el hombre de 31 años tenía heridas en los brazos con restos de cristales de las lunas.

Desde la Policía Local consideraron que las evidencias eran claras y procedieron a arrestar al varón por un delito de daños intencionados y, además, por graves amenazas hacia su pareja. Posteriormente, el propio detenido reconoció que había golpeado a varios de los vehículos aparcados en la calle de Eduardo Ontañón (en las inmediaciones de la Sala Andén 56) tras una discusión con su pareja.

El varón fue trasladado en primera instancia hasta el Hospital Universitario de Burgos para que el personal sanitario curase todas sus heridas y después hasta los calabozos de la comisaría.

Las consecuencias del suceso aún eran visibles durante la mañana de ayer. La zona donde estaban aparcados los coches atacados todavía estaba llena de cristales, lo que pudo afectar a los conductores que pasaron por allí horas después. También tuvieron que tener cuidado los padres de pequeños, puesto que eran objetos cortantes.