José Ramón Remacha

El mirador diplomático

José Ramón Remacha


Explosión en Donbass

25/02/2022

La guerra de Ucrania amenazaba venir desde Donbass, la región oriental más próxima a Rusia, inundada por su nacionalismo, como Crimea. Está claro que, a pesar de los gestos moderados e historicistas de Putin, Moscú pensaba llegar por esa parte al corazón de la vieja Rusia que es efectivamente Ucrania. 

El reconocimiento de Donbass, formulado por Moscú, como nuevo estado independiente, ha sido el disparo de salida para la situación bélica que ha comenzado en el este de Europa. Es un paso calculado precisamente contra el deslizamiento de Ucrania hacia la OTAN y la UE. Con dos acuerdos internacionales que tiene Putin en cartera, pretende legitimar su intervención hasta donde estime necesario. En ellos se dice que Rusia a petición de parte garantiza la independencia de Donbass y que el nuevo Estado se compromete a no aliarse con ninguna fuerza extraña occidental. 

Esta movida no encuentra ningún fundamento en el Derecho Internacional. En primer lugar, no es posible la creación de un nuevo Estado de forma unilateral. Nunca se ha producido. Solo un reconocimiento efectivamente internacional da lugar a la creación de nuevos Estados. De momento esto no se da para Donbass ni es previsible en el futuro. Ningún país está en esa línea, solo Rusia. En segundo lugar, los tratados que prepara Moscú no son por la misma razón internacionales constituyen una injerencia en los asuntos internos de otro Estado que es Ucrania, cuya soberanía está en juego. 

Desde la Unión Europea se ve el problema con decepción y preocupación porque las gestiones contemporizadoras no han dado resultado. Francia se ha esforzado en vano en contener la inercia de Putin. Alemania, país principal, dice, por boca del canciller Scholz, que la decisión de Putin es unilateral, injusta e incomprensible. Ursula von der Leyden, desde la Comisión, aparece llorando y anuncia la aplicación de sanciones económicas muy fuertes. Todo ello nos lleva sin duda a una situación de confrontación económica y de guerra fría. De la que solo se puede salir con un regreso de Putin a la racionalidad y con una mayor cohesión en el seno de UE.