Récord de médicos que piden apoyo psicológico tras la pandemia

GADEA G. UBIERNA / Burgos
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Desde 2020, el programa PAIME ha recibido 106 solicitudes de ayuda en Castilla y León y Burgos concentra el 30%. La causa más frecuente es el trastorno adaptativo: «Están sobrepasados»

Foto de archivo de la UCI del HUBU en plena pandemia, que agudizó el estrés de los profesionales. - Foto: Valdivielso

Cualquier adicción o problema de salud mental -o la combinación de sendas circunstancias- que suponga un condicionante a la hora de pasar consulta es susceptible de ser tratada a través del Programa de Apoyo Integral al Médico Enfermo (PAIME), que inició su andadura en 2007, pero en el que las peticiones de ayuda se han disparado con la pandemia. Así lo evidencian los datos de los tres últimos años, en los que el programa -gestionado desde el Colegio de Médicos de Burgos- ha recibido 106 peticiones de ayuda en toda la Comunidad. Y, de estas, la tercera parte procedían de la provincia: 32. Siete de ellas en los últimos seis meses y 14 en 2022. 

Nunca se habían registrado cifras tan altas, confirman fuentes oficiales del PAIME, antes de matizar que, sin embargo, a todo lo que ha acarreado la crisis del coronavirus hay que añadir que el programa es más conocido y que en sus más de 15 años de funcionamiento ha ganado un prestigio que hace que ahora se recurra a esta iniciativa antes que en años previos. «Se conoce más y se sabe que es eficaz en sus objetivos: sacar al profesional de su actividad mientras no esté en condiciones óptimas y reingresarlo lo antes posible con un tratamiento específico», explica el coordinador en la región, que es el facultativo burgalés jubilado Juan José Aliende.

La finalidad del PAIME, por tanto, es evitar una mala praxis y de ahí que lo gestionen los Colegios profesionales, que entre sus cometidos incluyen el deber de asegurar que «hay profesionales buenos, que trabajan bien y defender a los pacientes». Así, se parte de la base de que el dedicarse a la medicina no exime de sufrir una patología mental o una adicción que debe ser tratada. Pero para evitar que un facultativo pueda encontrarse en la sala de espera de un psiquiatra con sus propios pacientes, se creó el Programa de Apoyo Integral al Médico Enfermo, que garantiza discreción y confidencialidad.

Las causas de ingreso, por tanto, son diversas: depresión, trastorno bipolar, trastorno adaptativo, adicción al alcohol, adicción a sustancias o patología dual (conjunción de enfermedad mental y dependencias). El año pasado, el último del que hay datos cerrados, la principal causa de ingreso fue el trastorno adaptativo. «Es decir, que los profesionales tienen un problema que no son capaces de controlar. No es una depresión, que es algo más endógeno, sino que no se adaptan a su situación. Es decir, que están sobrepasados y no pueden con el trabajo», explica Aliende, matizando que es lo que en los últimos años se ha denominado síndrome de burn out, que equivale a 'estar quemado'. «Al principio de la pandemia resistieron, se aguantó, porque tenían el estrés de solucionar algo. Pero ahora vemos las consecuencias de ese exceso de trabajo, de responsabilidad, de miedo, de problemas familiares y también sociales», cuenta Aliende.

Esa evolución se aprecia bien en los datos. Mientras que en 2020 y en 2021 hubo 26 y 27 peticiones de ayuda en la Comunidad, respectivamente, en 2022 ya se registraron 36. Y en los primeros seis meses de 2023 (el PAIME se gestiona de 1 de noviembre a 31 de octubre), ya han atendido 17 peticiones de ayuda. Esta tendencia es extrapolable a Burgos, donde hubo 8 y 3 ingresos en el programa en 2020 y 2021, respectivamente, y 14 en todo 2022. Y en lo que va de 2023, siete. «No es que en Burgos estemos peor que en otros sitios. Es que el programa se implantó primero en esta provincia y luego se fue extendiendo», subraya Aliende.

Otra peculiaridad es que la mayoría de las llamadas son de mujeres. «¿Están peor las mujeres? No lo creemos, pensamos que son más conscientes de que necesitan ayuda y la piden antes», aclara el facultativo jubilado. Y, también, que a diferencia de lo que sucedía antes, se han disparado las llamadas de residentes y médicos jóvenes.

La duración de los tratamientos puede ser muy variable: hay profesionales que llevan 14 años en terapia y otros que en meses están de alta. En los ingresos hospitalarios -casi siempre por adicción a alcohol u otras drogas- la duración sí suele durar unas cinco semanas de media. «Pero el año pasado no tuvimos ingresos», apunta el coordinador del programa, matizando que la hospitalización se hace siempre en Barcelona, en una clínica especializada.

La mayoría de los casos se derivan desde los servicios de salud laboral, pero se puede llamar al teléfono 628 793 793.