Barracas de infarto

I.L.H.
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La polémica sobre su ubicación acompaña una feria con 74 atracciones y opiniones encendidas. Pocas sombras para ayer y autobuses llenos

La noria y las atracciones adultas están separadas de las infantiles por una rotonda. - Foto: Valdivielso

No hubo suspensos en la encuesta a pie de barracas que hicimos ayer; ni tampoco sobresalientes. La feria estrena ubicación en la calle Laredo, entre el polígono y Villatoro, y los sobresaltos propios de las atracciones estaban en las alturas y a ras del suelo, con opiniones variadas y encendidas sobre los pros y los contras de la feria 2022.

Pero hay algo que fue evidente en la soleada tarde de ayer. Faltan sombras para mitigar el calor (tampoco hay nada que pare el viento). Las pocas sombras que había en la zona de atracciones adulta las generaba la distribución de casetas y atracciones enfrentadas; en cambio en la zona infantil, con casi todas en línea, no había donde resguardarse. 

Lo sintió en sus carnes Lucía, que acudió con dos niños pequeños, uno de ellos en carrito, y no sabía dónde meterse. Míriam, de 22 años, también lo destacó al darse cuenta de que los mayores lo iban a pasar mal un día como ayer.

En cuanto al acceso, a media tarde los buses llegaban repletos sobre todo de adolescentes que valoraban que fuera gratis. Jóvenes como Carmen, Jade, Natalia o Manuel, de entre 14 y 17 años, señalaron la seguridad, tanto de las atracciones por estar más separadas como y sobre todo por el hecho de encontrarse con policías y personas de empresas vigilando los accesos y el resto del recinto. 

La organización entre las 74 atracciones de la feria fue también destacada por los adultos. A Jorge y Manuel, por ejemplo, no les gustó que estuvieran tan dispersas, entre otras cosas porque les daba la sensación de que había menos opciones donde montarse. Desubicado por ese tema se encontraba José Manuel, al que se le hacía rara la distribución «un tanto lejana y desordenada». En cambio Lucía consideró ese aspecto lo mejor de las barracas, agradeciendo que hubiera más pasillo para caminar.

Respecto a la ubicación, hubo como si imaginarán opiniones para todos los gustos, aunque a quienes no les entusiasmaba por lejana entendían que no había muchas alternativas. 

Lo único unánime fue que el precio de los viajes, entre 3,5 y 4 euros, era caro. «Vienes con tres niños -apuntaba José Manuel- y te gastas 12 euros en un viaje. ¿Cuántos puedes hacer?», se preguntaba. Jorge y Manuel, que acudieron con otros dos amigos, tuvieron que rascarse el bolsillo para continuar la tarde, a lo que también les animó  el «buen ambiente» que encontraron.

Entre todos probaron buena parte de las atracciones, ninguna apta para no marearse. Desde El Saltamontes y El Pulpo al Castillo del Terror, Súper Mario, los clásicos Autos de Choque, El Ganso, La Noria o el Take Off. Con un peluche rosa se fueron los adolescentes mientras en las carreras de camellos soltaban una frase válida para las barracas y los Sampedros: «Si algo no te gusta, te aguantas».