Cincuenta días de estricto confinamiento supusieron un punto de inflexión en todos los ámbitos. La obligación de parar y aprender a valorar la simplicidad de los detalles entre cuatro paredes incitaron a cambiar la forma en la que se percibe el hogar, a mirarlo con otros ojos. Los placeres más anhelados en la cuarentena, como una cerveza con el sol de frente, o el primer pisar en la arena de la playa se reducían al lado del verdadero privilegio en esas frenéticas horas alejados de la naturaleza y prisioneros de las casas : los balcones, las terrazas y los jardines. De esta manera, se ha empezado a otorgar a la vivienda una consideración que hasta ahora quizá nunca había tenido. Esta realidad la están percibiendo desde las inmobilarias, atendiendo a una multitud de clientes que han introducido nuevos parámetros en la búsqueda de su nuevo hogar. Aire puro, luz natural y y urbanizaciones privadas.

Mejoras en la iluminación natural y la inclusión de espacios verdes pueden brindar beneficios en el bienestar, entre los que se encuentra una disminución de los niveles de estrés y de la ansiedad, además de un aumento en la concentración y productividad. Estos últimos aspectos ahora cobran más importancia con la llegada abrumadora del teletrabajo a los hogares que, además, apunta a haber venido para quedarse. Al fin y al cabo, es en los hogares donde se desarrolla la mayor parte del tiempo, y parece lógico que se revaloricen nuevas necesidades. Las últimas tendencias arquitectónicas ya venían vislumbrando el incremento de solicitudes de los áticos, chalés, zonas privadas y plantas bajas frente a los pisos convencionales, y, con el paso de la cuarentena, se han subrayado.

Bien es cierto que aún es pronto para deducir resultados concluyentes, ya que una buena parte de las demandas que están atendiendo desde las inmobiliarias corresponden a las que se quedaron pendientes antes de la crisis sanitaria. No obstante, los clientes que llegan nuevos están confirmando el éxito de los patrones mencionados para sus futuros hogares. «Después de la sensación que han vivido estos meses encerrados, las terrazas y los jardines están siendo los requisitos primeros para los compradores que no han podido disfrutar de zonas al aire libre», señalan desde Inmobiliaria San Pablo. Cabe destacar que ya en estas temporadas estivales por norma general se venden con mayor facilidad los chalés donde poder tomar el sol y hacer barbacoas, pero, de cualquier manera, «lo de este verano está siendo excepcional», añaden.

Ante la inapetencia de optar por irse de vacaciones para así evitar el contagio, hay incluso quienes se han puesto en contacto con las agencias que administran las viviendas de la provincia para preguntar por opciones temporales con jardín en las que disfrutar estos meses. Un deseo inalcanzable  hasta el momento por la inexistencia de este tipo de contratos.

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