La obra de Fernán González restará más de 50 plazas de párking

J.M.
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La actuación permitirá dar continuidad a las mejoras realizadas en el entorno pero agravará los problemas de aparcamiento en el Casco Histórico Alto

El último tramo de Fernán González sin adecentar y la subida de Cabestreros se convertirán en peatonales. - Foto: Alberto Rodrigo

La remodelación del último tramo de la calle Fernán González y de la subida de Cabestreros atenderá una vieja demanda vecinal para arreglar un espacio cuyo estado de conservación evidencia un pésimo contraste en comparación con las zonas contiguas que sí fueron reurbanizadas hace años. Sin embargo, la otra cara de la moneda será la pérdida de alrededor de 55 plazas de aparcamiento en un lugar, el Casco Histórico Alto, que ha visto cómo en los últimos años desaparecían decenas de lugares para estacionar sin que se haya llegado a concretar alternativa alguna.

Cabe recordar que ya el Ayuntamiento decidió acabar con el aparcamiento irregular en las laderas del parque del Castillo y el Arco de San Esteban, en el que estacionaban unos 60 vehículos, y tiene planificadas otras actuaciones en el Casco Histórico Alto que adecentarán diversos espacios pero cuya consecuencia será la pérdida de plazas de párking.

Para tratar de contrarrestar esta situación, el Ejecutivo local, a propuesta de un grupo de vecinos, llegó a plantear la implantación de la zona azul en 22 calles, pero otros residentes del entorno se manifestaron en contra y el equipo de Gobierno no quiso saber nada más del asunto.

Llegó también a barajarse la idea de intentar persuadir a la Universidad Isabel I, ubicada junto al hotel Abba,  para que los vecinos pudieran utilizar este aparcamiento. Incluso se llegó a hablar, aunque en unos términos no demasiado formales, de la posibilidad de construir un aparcamiento subterráneo.

El primero de los casos resultaba complicado, ya que la institución académica, necesita ese espacio para su propia actividad y en el segundo supuesto se entendía también que no era fácil que la Isabel I permitiera construir esa dotación bajo sus terrenos. Eso, por no hablar de que la inversión que se precisaría exigiría un desembolso de varios millones de euros.

En lo que afecta al arreglo de las calles Fernán González y Cabestreros, la reurbanización hará desaparecer todas las plazas de aparcamiento que existen y restringirá la circulación de vehículos. El bolardo se trasladará a la intersección con la calle Doña Jimena y solo se permitirá la entrada a residentes.

La actuación cuenta con un presupuesto de 1,5 millones de euros  y un plazo de ejecución de seis meses. Según indicó recientemente el concejal de Obras y Vías Públicas, Miguel Balbás, no será una obra compleja, dado que se dará continuidad a la urbanización del primer tramo. «Habrá baldosas a los lados y un adoquín con espigas en color rojo en forma de flecha en la franja central», apuntó.

En la subida de Cabestreros también se renovarán las escaleras próximas al jardín mientras que las situadas en la parte derecha se eliminarán con la urbanización.

La actuación está pensada desde el punto de vista estético pero también de accesibilidad.