La margarita de la candidatura a la Alcaldía de Aranda por parte del Partido Popular sigue deshojándose. «Ni sí, ni no, ni blanco, ni negro», responde Raquel González cuando se le pregunta si ya ha tomado una decisión sobre el ofrecimiento que le hizo el PP provincial a mediados de septiembre para intentar revalidar el cargo que ostenta desde hace tres mandatos. «El partido ha dicho que hasta que no acaben todos los congresos en todas las provincias de España no va a haber adelanto de candidatos», echa balones fuera González, ampliando su margen de respuesta porque «en Castilla y León ya hemos terminado pero en otras comunidades autónomas todavía siguen de congresos».

La justificación para seguir sin dar una respuesta, favorable o no a la propuesta de su partido, la fundamenta en su entorno. «Es una decisión personal, familiar y el partido me apoya tanto si continuo como si no» reitera, consciente de que con el paso de las semanas hay más curiosidad sobre hacia dónde caerá la moneda de su decisión. «Está todo el mundo pendiente de lo que yo responda, que sigan pendientes», comenta firme, aludiendo al PSOE arandino como principal oponente en los comicios municipales.

Mirando en su entorno, González apunta que sus compañeros de filas «ninguno me pregunta, o no se atreven a preguntarme porque saben que no les voy a contestar». Sin embargo, en el ámbito ribereño del PP este mutismo empieza a provocar nervios. El miedo es que González dilate en demasía su decisión y no haya margen de maniobra para encontrar un cabeza de lista a la altura de mantener la Alcaldía de la capital ribereña. En las filas del PP ribereño empiezan a mirar a los lados para valorar quién podría sustituirla al frente de su candidatura en Aranda, si ella se hiciese a un lado, y las opciones que encuentran son limitadas ya que se necesita a alguien con experiencia en los asuntos municipales y ganas de liderar el proyecto de continuidad de estos tres mandatos.