Con las prisas, me he dado cuenta que olvidé encargar la cartelería con mi rostro y mi lema electoral para colgarlo de las farolas y que los ciudadanos puedan descubrir de un vistazo la cara que tengo. Me percaté del error la tarde del viernes 28 de enero -primer día de campaña- cuando la mitad de las farolas de mi barrio aparecieron mañuequizadas, la otra mitad tudanquizadas, y alguna aislada ocupada por carteles de Unidas Podemos, estas sin foto del candidato. Falta menos, tan solo una semana, para la jornada de reflexión y creo que ya no merece la pena hacer el gasto. Allá usted si es de los que deciden su voto por la fotogenia que lucen los aspirantes. Ha de saber que no son tan guapos como salen en los letreros. 

No estuvieron presentes los carteles en el primer debate de esta larga campaña, que algunos empezaron con tanto ímpetu la mañana del 20 de diciembre que se están quedando sin resuello y sin ideas al llegar la hora de la verdad. Podrían haber estado, con sus correspondientes farolas. Dos en el estudio que se montó en las Cortes, la otra en la casa de los padres de Francisco Igea. Con un dispositivo audiovisual incorporado que soltara el argumentario de cada uno de ellos. El uno que si Sánchez, Sánchez, el otro que si trate de usted a Sánchez y el tercero que si el sanchista es usted. 

Lo cierto es que estuvieron mal, muy mal, los candidatos con grupo parlamentario y a los que la ley permitía participar en ese debate. Se tuvieron que consolar con los ánimos de sus pelotas más fieles que les dijeron que habían estado cumbre en la cita televisiva. Servidor cree que los ganadores fueron los candidatos que no participaron. Se supone que en el segundo y definitivo, el del día 9 en CyLTV, estarán un poco más vigorosos (y mejor maquillados) y arriesgarán, porque ya nos les vale salir a empatar.